La castración de animales es una cirugía relativamente sencilla que impide la reproducción. Sus objetivos principales son evitar la superpoblación de animales y al mismo tiempo a través del control poblacional evitar la propagación y el contagio de enfermedades zoológicas.

Preparación para la castración de animales

Todo animal al que se le vaya a practicar la operación de castración debe gozar de  buen estado de salud. Para ello se deben realizar los exámenes clínicamente previstos y sino también a través de análisis sanguíneos y por medio de estudios cardiológicos. Antes casos de diarrea, falta de apetito, peso bajo o en exceso, o si sospecha de cualquier otra afección, no se debe someter al animal a la intervención.

En lo que respecta a la edad, el ideal para poder castrar quirúrgicamente tanto a hembras como a machos es la de la madurez sexual que da, aunque con variabilidad y según la raza, entre los 7 y 12 meses de edad, pudiéndose retrasar aun más en razas gigantes.

Por otro lado, el animal debe llegar con un ayuno de agua y comida de ocho horas para ser operado. Esto se encuentra estrechamente vinculado con los efectos de la anestesia que pueden provocarle náuseas y vómitos.

El post operatorio

En cuanto al post operatorio de las castración de animales es fundamental que el animal cuente con un lugar limpio, seco y tranquilo. Evitando las corrientes de aire y que sea en el suelo, evitando posibles lesiones.

Evitar que se lama o muerda los puntos, colocándole un collar isabelino, a los perros, y una faja o camiseta quirúrgica ajustada, a los gatos.

Otros aspectos a destacar es que se recomienda que los gatos lleguen dentro de una caja transportadora o en cestos o cajas bien cerradas, pero nunca en los brazos de su dueño, porque pueden estresarse y escaparse. Por su parte, los perros deben portar su collar, correa o pretal. En ambos casos es conveniente llevar una manta que reconozca el animal para ubicarlo allí cuando despierte.