En una charla con Nicolás Toranzo, trabajador nocturno del Antigourmet, conocemos de cerca la propuesta de este particular espacio gastronómico que ha ganado un lugar especial en el corazón de los amantes de los bodegones porteños.
Antigourmet nace de un grupo de amigos que compartían la pasión por la comida tradicional de bodegón. «Este lugar fue concebido como un espacio para disfrutar no solo del tipo de comida, sino también de la manera de compartirla», cuenta Toranzo. Al principio, se trataba simplemente de reseñar los lugares que frecuentaban. Pero la iniciativa creció tanto que se convirtió en una guía de bodegones, que alcanzó fama local e internacional, llevándolos incluso a una gira por España.
“Hace poco cumplimos 10 años desde que lanzamos la guía, un aniversario que nos llena de orgullo, porque sentimos que este trabajo es un aporte a la comunidad», explica Nicolás. La guía ofrece un análisis exhaustivo de los bodegones de Buenos Aires y alrededores, basándose en la experiencia directa del equipo y en las recomendaciones de comensales.
Uno de los aspectos más distintivos de Antigourmet es la atmósfera festiva y familiar que se genera en el salón. «Nos encanta celebrar los cumpleaños de nuestros clientes. Les cantamos, hacemos ruido, y al final todo el salón termina cantando el ‘Feliz Cumpleaños'», relata Toranzo. Incluso los propios dueños se ven envueltos en esta tradición: «Hace poco uno de los socios, Fabri, cumplió años y no quería que le cantáramos, pero al final terminamos todos, incluidos los clientes, entonando la canción».
En cuanto al menú, la estrella indiscutida es la milanesa. «Es la reina de la casa», afirma Nicolás. Viene en varias versiones, como napolitana o a caballo, y en tamaños generosos. La más popular es la Fiat 600, una milanesa pensada para compartir entre cuatro personas. Otros platos destacados son las tortillas y las empanadas, elogiadas incluso por quienes visitan desde el exterior.
La filosofía del Antigourmet es clara: porciones abundantes, sabores caseros y precios accesibles. «Nos gusta que la gente venga a compartir, por eso nuestros platos son grandes, y creemos que los precios también acompañan esa idea», comenta Nicolás. Esto, asegura, es lo que ha generado una clientela fiel, que sigue eligiendo el lugar para sus reuniones y celebraciones.
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