Conocé la historia de sacrificio y esperanza que posibilitó el final feliz para Nahuel Mercado y su familia.
Nahuel Mercado es un vecino de Santa Rita de Catuna del Departamento Gral. Ortiz de Ocampo, en el llano sur de la provincia de La Rioja.
Tiene 26 años, vive con su pareja Silvina y sus tres hijos; de 4 años, de 2 y un recién nacido. Este joven padre vive de un contrato municipal y de las changas que realiza a diario.
Sus conmovedores relatos nos llevan a retroceder en el tiempo, cuando hace aproximadamente seis años se enamora de su actual pareja y comienzan a convivir.
Al principio vivían en la casa de su suegra, pero como toda familia, soñaban con tener su casa propia. Fue entonces que decidieron poner manos a la obra y comenzar a construir.
Hicieron un rancho con ayuda de sus amigos. Cuatro horcones de madera sostenían esta precaria fabricación, de diversos materiales pegados con barro. Entre ellos, un poco de ladrillos, algunos block, algunas cañas.
Aunque no contaban con sanitarios, la idea era vivir en armonía y soñar con que algún día llegaría algo mejor.
Nahuel nunca se imaginó que el tiempo pasaría muy rápido. Durante 6 años muchos de los que se acercaban le decían: «Tenés que hacerte la casa» y su respuesta siempre era: «De a poco lo vamos a realizar».
La casa propia
Muchos pasaron por este lugar prometiendo, pero la ayuda para poder concretar su sueño nunca llegaba.
Fue entonces que se tomó el atrevimiento de mandarle un mensaje al señor Jorge Salomón, preguntando si era posible que les pudieran dar una mano. Acordaron una visita, para que el actual Intendente se interiorizara de lo que estaba sucediendo con esta familia.
Así fue que un día Salomón se apersonó en el domicilio. Se conocieron y pudieron hablar personalmente. Nahuel le mostró las condiciones en las que estaban viviendo y le preguntó si era posible que lo ayudara a construir una pieza y un baño para poder vivir un poco mejor.
Sin dudarlo, la respuesta al pedido del vecino fue positiva y comenzaron a diagramar un plan de trabajo. En ese momento, Salomín se comprometió a ayudarlos de a poco, entregándoles material para comenzar con los cimientos y luego continuar con lo restante.
Los cimientos del sueño cumplido
El día más esperado llegó: comenzaron a llegar los materiales, cemento y hierro. «Era una alegría inmensa para nosotros porque el rumbo cambiaría considerablemente», dijo Nahuel y acotó que «el Gordo en ese momento todavía no era intendente».
Hasta ese momento, las respuestas habían sido transitorias. Después de una fuerte lluvia les habían dado un nylon para que no se goteara el rancho, pero el temor siempre estaba presente. «Cuando llovía, temíamos por nuestras vidas, porque sabíamos que lo que habíamos construido se podía derrumbar», contó Nahuel.
Cada vez que llovía tenían que refugiarse en otro lugar y dejar pasar los días para que se sequen sus pertenencias: había que buscar una solución de fondo y definitiva.
Por entonces, Jorge se postuló y ganó las elecciones. Una de las primeras cosas que hizo después de asumir, fue visitar a esta familia que había comenzado a ayudar.
Convencido de sus principios y del compromiso que había tomado con Nahuel, Salomón le dijo: «En unos días te voy a terminar la casa».
Al poco tiempo empezaron a llegar todos los materiales que restaban para ver plasmado el sueño de este joven, que muchas veces lo veía muy lejano.
La casa de Nahuel y su familia
Actualmente, Nahuel vive en su nueva casa junto a su linda familia. Cada vez que sale y mira su rancho, que ahora lo usan para guardar cosas, se le vienen a la mente miles de recuerdos.
«Para mí el día del padre, en plena época de pandemia, fue el mejor regalo que pude recibir; la entrega de mi propia casa, que significa la contracara de la moneda de lo que viví durante mucho tiempo», resumió Nahuel.
«Toda mi vida voy a estar agradecido al señor Intendente Jorge Salomón, mi amigo El Gordo, y a todo su equipo de trabajo por hacer realidad nuestro sueño», finalizó el vecino.