Es uno de los sacerdotes más recordados en Mendoza. La huella que dejó entre los vecinos.
Se lo veía caminar cuadra por cuadra, en los últimos años arrastraba los pies pero la energía seguía siendo la misma. Se trata del padre Jorge Contreras, quien fuese el sacerdote de la parroquia Virgen Peregrina del barrio La Gloria de Godoy Cruz y que dejó una huella que trascendió las fronteras del barrio.
Contreras, según cuentan los vecinos de La Gloria, fue parte de los sacerdotes tercermundistas, ese grupo de religiosos católicos que vivían entre los sectores más desafortunados.
El sacerdote llegó en 1991 al barrio La Gloria. Ya era una época en la que violencia dominaba una parte del barrio pero eso no le importó al sacerdote.
“Contreras nos enseñó la simpleza del trabajo con los chicos, superando estructuras impuestas por la iglesia”, explicó Patricia, quien supo vivir en el barrio La Gloria e incluso fue catequista durante parte de la época en que el cura estuvo a cargo de la parroquia.
“Cuando llegó al barrio La Gloria, Contreras comenzó a buscar jóvenes para poder trabajar con ellos, logró entre otras cosas la construcción de salones para dar catequesis y realizar actividades con los chicos y jóvenes, además ayudó en la instalación de la radio comunitaria Cuyum, dónde tenía su propio programa”, recordó Patricia.

Eran otros tiempos. Las misas de navidades estaban colmadas y se hacían dos misas los domingos por la mañana. “Si estabas en catecismo o en confirmación y te veía al final, paraba la misa y te hacía ir adelante. Se aseguraba de que no hablaras y de que le prestaras atención”, recordó Alejandro y añadió: “Nadie se enojaba con él, hasta los más indios representábamos sermones en misa como si fuésemos actores”.
Pero la labor de Contreras no era solamente el barrio, ni tampoco era un sacerdote común. De joven se recibió de profesor de Geografía e Historia y llegó a impartir clases. Fue recién a los 29 años que decidió ingresar a un Seminario en Córdoba para recibirse tres años después.
Antes de llegar a La Gloria tuvo pasos por Guaymallén y Lavalle. En 1991 llegó a La Gloria y no quiso irse más de ahí. Apoyó la puesta en funcionamiento de la radio pero también la formación de la murga Los Gloriosos Intocables. Todo servía para alejar a chicos de la delincuencia, aunque no fuese religión.
El cura en un motín
Era tal el respeto que todo el mundo le tenía que en 1995 quedó a cargo de la vicaria de la penitenciaría provincial. Cinco años después le tocó ser el mediador durante motín vendimial de marzo del 2000, el más famoso de los ocurridos en Mendoza. Ni presos, ni gobierno lo desoyeron para que todo termine en paz.
El 24 de agosto de 2008, con 83 años, el cura falleció. En su paso dejó recuerdos, respeto y una mención de la Cámara de Diputados de la Nación como persona Notable de la Argentina. En La Gloria, el polideportivo lleva su nombre, al igual que la terminal de ómnibus.