Juliana Rauek, la maipucina que la rompe con sus vinos de garaje

Ella es ingeniera agrónoma y junto a su marido montaron una bodega en su casa en San Juan.

Juliana Rauek es maipucina y hace algunos años se mudó a San Juan donde, junto a su marido, montó una bodega en el garaje de su casa. Sus vinos se comercializan en Mendoza y en la provincia vecina, y son reconocidos por la particularidad de su producción.

Ella vivió de chica en la calle Videla Aranda de Cruz de Piedra, pero la mayor parte de su vida la pasó en una casa del barrio Furlotti de la Ciudad de Maipú. Se casó con Felipe Azcona y se fue a vivir a San Juan, de donde él es oriundo.

Desde los 10 años viví en Maipú. La familia de mi papá es maipucina y la de mi mamá de San Luis, pero ella de chica vivió en el departamento, el padre de ella fue jefe del Correo”, contó Juliana a Noticias d sobre su entrañable relación con el departamento. 

Según contó la emprendedora, desde que era chica le llamaron la atención las bodegas y viñedos: “Me gustaba más que nada la parte enológica, de bodega. Una vez visitando una de Maipú les dije a los dueños que me gustaba la idea de estudiar enología y ella me sugirió que estudie agronomía porque la carrera era más amplia”. 

Además, contó que pensar en el vino le trae algunos recuerdos de su infancia: “En la familia de mi mamá siempre se tomaba vino. Mi abuelo tomaba un poquito de tinto en el almuerzo y en la cena, porque le habían dicho que era bueno para el corazón”. 

“Se lo servía en vaso, ni siquiera en copa. Y recuerdo haberlo acompañado con la damajuana a comprarlo”, expresó con alegría. 

Una pasión que los une

Juliana y Felipe se conocieron en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo. Fueron compañeros, se enamoraron y ya de novios iniciaron con la elaboración de vinos de garaje. Incluso, su primera producción la presentaron la noche de su casamiento

Los garajistas deleitaron a sus invitados con su vino al que llamaron El Elefante (in the room). Se trata de un malbec de excelente color, profundo y oscuro. En nariz se presenta con aromas a frutillas, moras, café, moka y regaliz. En boca se lo percibe con buena acidez y volumen, con taninos equilibrados y retrogusto prolongado. 

Acerca de cómo nació su primer vino, Juliana contó: “Lo teníamos en un tanque, pero no sabíamos qué hacer con él. Finalmente decidimos ponerlo en una barrica y meterlo en una de las habitaciones de la casa”.

“Hay una frase muy conocida en inglés que dice ‘there’s an elephant in the room’ (‘Hay un elefante en la habitación’) que se usa cuando hay un tema que está latente y nadie habla de eso, algo que nos pasaba. Hicimos esa analogía, que era nuestro elefante que estaba en una habitación”, explicó la emprendedora. 

Tiempo después decidieron fraccionarlo, ponerlo en botellas y fue el vino que sirvieron en su fiesta de casamiento.

Además, Rauek explicó que el nombre tiene una intención: “La idea es que al descorchar nuestro vino se puedan hablar todos los temas tabú. Eso que todos ven y nadie lo quiere mencionar, sería como si hubiera un elefante en la habitación: todos lo verían, por más que no hablen de él”.

Los emprendedores fueron creciendo con el tiempo, se convirtieron en los papás de los pequeños Josefina e Iker, pero no descuidan su pasión. Incluso, año a año apuestan a aumentar la producción.

Juliana y Felipe le sumaron al malbec con el que iniciaron un vino blanco, y el próximo desafío es elaborar un pinot noir

Los vinos Elefante Wines se pueden conseguir en Mendoza en Mr. Vulpini de la calle España, a media cuadra de Plaza España (entre Colón y San Lorenzo). Además, hacen envíos a todo el país. 

Contenido provisto por: Rocio Sileci