Cien figuras de paquidermos traen un mensaje ambiental durante la Semana del Arte.
La noche del 23 de noviembre, el viento frío soplaba sobre la arena de Miami Beach, en la zona de Collins Ave. y 37th St. Sin embargo, la mañana siguiente ofreció una sorpresa inesperada: 100 esculturas de elefantes en tamaño real decoraban la playa. Esta instalación, parte de la Miami Art Week y conocida como The Great Elephant Migration, combina arte y conservación para generar conciencia sobre la coexistencia entre humanos y fauna. Las esculturas, elaboradas con caña y metal por artesanos indígenas de la India, llegaron tras un recorrido que comenzó en Nueva York y Newport, Rhode Island, y continuarán su travesía hacia el oeste por la histórica Ruta 66 a bordo de camiones eléctricos, en línea con el compromiso ambiental del proyecto.
Cada elefante, con pesos que van de 176 a 880 kilos y longitudes de hasta 4.5 metros, está diseñado para abrir el diálogo sobre la interacción entre humanos y animales, además de recaudar fondos para la protección de la biodiversidad global. Algunos están disponibles para la venta, con precios entre 8,000 y 28,000 dólares, y los ingresos se destinan a iniciativas de conservación y apoyo a las comunidades que los crean.
El proyecto, liderado por Ruth Ganesh, fideicomisaria de Elephant Family USA, se inspira en la convivencia entre elefantes y humanos en Nilgiri Hills, al sur de la India, donde ambos comparten espacios densamente poblados. Ganesh explicó que su visión fue “crear una manada de 100 elefantes y llevarlos en una migración por Estados Unidos”. Con la colaboración de Tarsh Thekaekara, experto en comportamiento de elefantes y miembro de The Coexistence Collective, el proyecto busca transmitir la posibilidad de una convivencia armónica entre especies.
Las esculturas fueron creadas por 200 artesanos indígenas de comunidades como los Bettakurumba, Paniya y Kattunayakan. Cada figura, modelada a partir de fotografías y descripciones de elefantes reales, refleja rasgos únicos, como la posición de la trompa o la forma de los ojos. Además, están hechas con lantana camara, una planta invasora que ha desplazado especies nativas en áreas protegidas de la India. Este material no solo se convierte en arte, sino que también ayuda a restaurar hábitats, ya que se transforma en biochar, un compuesto que mejora la calidad del suelo.
El recorrido de The Great Elephant Migration comenzó en Hyde Park, Londres, durante la pandemia, y ha pasado por lugares icónicos como Newport, Rhode Island, y Nueva York. Tras su parada en Miami, los elefantes visitarán la Reserva Blackfeet en Montana y Los Ángeles, adaptándose a cada entorno para maximizar su impacto visual y educativo. En cada destino, el proyecto colabora con organizaciones locales para reforzar su mensaje de conservación. Por ejemplo, en Newport, los fondos recaudados apoyaron a Save the Bay, una ONG enfocada en restaurar ecosistemas costeros.
Más allá del mensaje ambiental, la producción y logística del proyecto también reflejan su compromiso ecológico. El uso de lantana camara contribuye a la recuperación de hábitats, mientras que las operaciones del proyecto buscan neutralizar 2,625 toneladas de carbono para 2025, superando ampliamente las 275 toneladas generadas por la iniciativa. Con una meta de recaudar 10 millones de dólares, The Great Elephant Migration no solo promueve la conservación, sino que también beneficia directamente a 22 ONG globales y a las comunidades indígenas que participan en su creación.