A tres años del doble femicidio de Carina Apablaza y su hija Valentina por parte de Lorenzo Muñoz, el pedido de memoria y acciones concretas por parte del Estado todavía persiste.
Con un mínimo de 33 femicidios en lo que va del 2021, es decir una mujer asesinada aproximadamente cada 23 horas en Argentina, este 22 de febrero se cumplieron tres años de una fecha desgraciadamente especial en Las Ovejas, Neuquén.
Ese día es recordado como la fecha de un brutal doble femicidio, en el que Lorenzo Muñoz interceptó a Carina Apablaza, su ex pareja, y a Valentina, la hija de la mujer de 31 años, en la vía pública y las asesinó con un arma blanca.
“Como en otros casos, claro que el Estado está presente, pero no está presente en favor tuyo como rezan las campañas gubernamentales, sino para garantizar la reproducción de este ordenamiento social. Los ministerios y secretarías de género han fracasado y para superarlos hay que abrir paso a organismos independientes de los gobiernos de turno, electos por las propias mujeres y cuyas políticas sean fijadas por ellas mismas”, declararon en un comunicado desde el Plenario de Trabajadoras de Cutral Co (PDT).
Desde el PDT exigieron un Consejo Autónomo de Mujeres que destine el presupuesto necesario para la apertura de casas refugio en toda la provincia, la elección de jueces y fiscales, y, principalmente, “enfrentar esta realidad, sin ataduras a los planes fondomonetaristas y ajustadores de los gobiernos de turno y las políticas de un Estado femicida”.
Cronología de un crimen que pudo haberse evitado
Carina y su hija eran oriundas de Cutral Co, pero se habían mudado a Las Ovejas porque ella se había enamorado de Muñoz. Sin embargo, la pareja traía un largo historial de repetidas situaciones de violencia de género que habían sido naturalizadas y respaldadas tanto por la complicidad de la familia del abusador como por la Iglesia Evangélica a la que concurrían, quienes presionaron a Apablaza a continuar con la relación en nombre de la “unión familiar”.
Un año antes del doble asesinato, durante el 2017, Carina ya había denunciado a su pareja por abuso sexual simple sobre su hija Valentina. A consecuencia de esto, el 3 de noviembre se dictó una medida cautelar: la restricción de acercamiento a ambas mujeres en la localidad de Las Ovejas, un pueblo de no más de 1.500 habitantes.
Sin embargo, el 20 de febrero, la fiscalía fue notificada por el juzgado de familia que Muñoz había violado la cautelar, algo bastante posible en un pueblo de diez manzanas. Ese mismo día se solicitó una audiencia para revisar las medidas.
El 22 de febrero, Muñoz recibió la notificación para presentarse al día siguiente a las 10:00 en la oficina fiscal. Desgraciadamente, poco sirvió el aviso, ya que ese mismo día, el hombre asesinó de varias puñaladas a Valentina y Carina en la calle, a plena luz del día.
Una vecina fue testigo y pudo capturar con su celular el doble femicidio. Muñoz primero apuñaló reiteradamente a la niña. Luego, ante la desesperación y el horror de la madre que intentaba detenerlo, la asesinó momentos después.
Finalmente, a pesar de un operativo que involucró a toda la provincia, luego de 23 días como fugitivo, las autoridades encontraron el cuerpo de Muñoz ahorcado en un refugio cercano a Las Ovejas.