Historias «d», Thelma Fardín: «El mundo se configura diferente cuando podés ver el horizonte»

Sin olvidar su lucha, la actriz recuerda su infancia idílica en uno de los paraísos argentinos: Bariloche.

Está afónica, sin embargo tiene mucho para decir y, sobre todo, recordar de su niñez en esa ciudad tan bella como mágica: Bariloche. Thelma Fardín no la conoce por haberla disfrutado de vacaciones ni como destino tradicional de viaje de egresados: ella nació y vivió en esa ciudad hasta los siete años. 

“La primera imagen que tengo grabada es mirar por la ventana y que parezca un bello cuadro”, dice y reflexiona: “El mundo se configura diferente cuando podés ver horizonte. No es lo mismo que la mirada trabada por los edificios en las grandes ciudades”.

Foto: Instagram @soythelmafardin

En ese cuadro que veía detrás de los cristales, en invierno, la nieve era la protagonista fundamental. Sin embargo, cada estación tenía su propio encanto. “El otoño también es increíble, con los colores marrones. Y ¡la primavera! Con todos los árboles repletos de flores y frutos. En verano Bariloche es mágico porque disfrutás los paisajes de cuento sin la hostilidad del clima”.

La nieve invernal era parte de lo cotidiano y a los tres años aprendió a esquiar: “Era lo más lindo del invierno, en esa época para los residentes era posible. Hoy es muy caro y se hace difícil acceder porque sale prácticamente lo mismo que si fueras turista”.

Esquiar sin lugar a dudas es una de las actividades más conocidas de Bariloche, pero los residentes realizaban otras no tan publicitadas, pero sí muy divertidas. “Eran hermosos los torneos que se organizaban sobre la avenida Onelli -una de las más importantes de la ciudad- donde había que deslizarse en ‘culipatín’ con el objeto más raro, loco o extraño. Cierro los ojos y todavía veo a uno que ganó cuando se tiró ¡en una bañera!”. También añora patinar en la pista de hielo que se forma en la zona del puerto y salir a jugar con la nieve, “un clásico cada vez que cae la primera nevada”. Armar muñecos de nieve no la entusiasmaba tanto; por un lado podía ser muy entretenido, pero “se te congelaban las manos”.

Cuando la nieve se va, Bariloche no pierde su encanto. El verano también invita al disfrute. “Lo mejor era ir de campamento a cada uno de los lagos que son como pequeños paraísos”, dice Thelma. Si debe recomendar uno sin dudar su respuesta es Lago Puelo. El lugar está enmarcado por un bosque de lengas, cipreses, coihues y maitenes que invitan a quedarse y también a pensar que si existe el paraíso debe ser bastante parecido.

Desde hace décadas, Bariloche es la ciudad elegida por miles de egresados. Antes de la pandemia recibía un promedio de 100 mil estudiantes de quinto año de todo el país. La temporada estudiantil se extiende desde junio hasta los primeros días de enero y tiene un efecto importante.

Los egresados originan 5 mil puestos de trabajo de forma directa e indirecta, los proveedores locales intensifican su servicio y el 50 por ciento de los hoteles de la ciudad son ocupados por estudiantes. “Cuando era chica no los soportaba mucho. Cierta vez tiraron un inodoro por una ventana y casi lastiman a alguien que pasaba caminando. Pero también sin dudas con la pandemia y la falta de turistas Bariloche sufrió mucho, por ende es importante valorar a todos los visitantes y el COVID lo puso en evidencia”, reflexiona.

Los comienzos

A los seis años, Thelma ya sabía que deseaba ser actriz. Pero en ese momento, Bariloche no contaba con escuelas de teatro para niños, lo más cercano era un instituto de modelaje en el que funcionaba un taller de expresión corporal: “Mi mamá me anotó y ese era para mí el mejor momento de la semana”.

Fue por esos meses que Soledad Pastorutti llegó a filmar La edad de sol. Para una de las escenas necesitaban a un grupo de chicos y la producción decidió buscarlos allí. Hicieron una prueba en la plaza y en la escuela de arte a la que asistía Thelma: ella fue una de las elegidas.

Luego de su debut, su mamá la acompañó en su sueño de ser actriz. Se mudaron a Buenos Aires, comenzaron las audiciones y se sucedieron los trabajos. En 1999, con solo siete años, fue parte de Cabecita, una telenovela protagonizado por Agustina Cherri y Alejo Ortiz.

También participó en programas como Los simuladores, Tiempo final y La niñera. En el 2006, cuando tenía 13, interpretó a la hija de Facundo Arana en la tira con Natalia Oreiro, Sos mi vida. El programa hacia 30 puntos de rating y a Thelma la reconocían por la calle, algo que no le gustaba mucho. En 2007 fue la explosión de su popularidad con la tira Patito Feo

Instalada en Buenos Aires, no deja de volver a su ciudad natal todos los años. Como una experta aconseja: “No se pierdan la experiencia de comer Curanto en Colonia Suiza. Las fiestas de las colectividades en Bariloche son preciosas. La gastronomía que se despliega y los bailes, hacen mucho a la foto de las culturas que llegaron a poblar la zona. La excursión a Puerto Blest es imperdible y la caminata por la cascada de los cántaros, imprescindible” y para terminar la jornada “tomar chocolate y comer macarrons”.

Presente y futuro

Así como se entusiasma cuando cuenta que sigue regresando a Bariloche para disfrutar de la familia y de las “guerras de nieve” con sus sobrinos, también se entusiasma con todos los proyectos y trabajos que vienen: “En octubre saco mi libro de poesías. Estoy trabajando para lanzar mi fundación para contención a víctimas de abuso. Y con un proyecto de cine y otro de una serie”.

Sobre su libro de poesía cuenta que “es un sueño para mí. Mi primer libro fue sobre género, ‘El arte de no callar’ de Planeta, y era un libro necesario y urgente. Este libro de poesía en cambio es un libro escrito a lo largo del tiempo, hace un poco un recorrido por distintos momentos que fueron de mucho crecimiento personal, pero desde la metáfora, que es el lugar que siempre fue un refugio para mí”. La actriz destaca que su profesión siempre le incentivó mucho la lectura y la escritura “como espacio de conocimiento personal y de comprensión del mundo prácticamente” dice y agrega que “poder salir este año en el mes de mi cumpleaños con un libro de poesías y con Juan Solá como editor es un honor, porque admiro mucho su trabajo”.

De la propuesta para la serie mucho no puede contar, pero da algunas pistas. “Habla de las redes sociales y la idea que construimos en torno a las ‘figuras públicas’”. La Fundación la tiene muy entusiasmada aunque todavía les falta un lugar físico donde asentarse. 

Sobre Juan Darthés y del ataque del que fue víctima en 2009 prefiere no hablar. Confirma que el 30 de noviembre es el juicio, pero “no quisiera decir nada más”. Enfocada en sus proyectos, fortalecida en sus decisiones, con un perfil muy bajo, acepta que está feliz y enamorada. Su pareja es Camilo Vaca Narvaja.

Esa niña que creció en un paisaje de ensueño hoy es una mujer que elige volver todos los años a esa ciudad y reencontrarse con afectos. Alguna vez dijo que “luchar y trabajar es mi forma de seguir sanando”. Un atardecer sobre el Lago Puelo también cura.