Un reconocimiento a los vecinos vacunados

El intendente Pablo Grasso entregó un reconocimiento a diversos vecinos y vecinas de la ciudad, que oportunamente se vacunaron contra el Covid-19.

El gesto fue pensado en señal de gratitud hacia todos nuestros adultos mayores, por la actitud y el compromiso que han demostrado ante esta pandemia que atravesamos.

Y ese gesto fue igualmente muy bien retribuido por estas personas, que no sólo lo agradecieron, sino que lo resaltaron abiertamente.

El intendente Pablo Grasso inició el camino de los reconocimientos yendo hasta el domicilio de la vecina Elba Gallardo, quien se mostró muy entusiasmada por la iniciativa y por todo lo realizado a lo largo de esta etapa de vacunación.

Lo mismo ocurrió en el domicilio de Rolando Vargas, otro de los reconocidos, quien saludó y recibió en su casa al jefe comunal y un par de asistentes.

Luego, el intendente se dirigió al consultorio del querido y respetado doctor Pedro Campoy, ubicado en calle Ameghino, quien con su particular forma de ser y sentido del humor inalterable, destacó el presente y la visita del mandatario.

Después fue el turno de la visita a Isolda Benítez, la primera mujer de nuestra ciudad en contraer el Covid-19, quien también, de muy buena manera, recibió el reconocimiento e invitó al intendente a comer algo, demostrando ser siempre una gran anfitriona.

Fue el turno entonces de la vecina Aurora Montero, a quien le siguió María Irene Alvarado. Ambas tuvieron palabras de agradecimiento hacia el intendente y destacaron su labor.

Tras ello, Grasso se dirigió hasta el domicilio de Edgardo Fogotto, ubicado en calle Sargento Acosta, y de allí culminó la rueda de reconocimientos dejándole un presente a la vecina Calendaria Godoy.

Si bien fueron siete las personas reconocidas en esta instancia, la naturaleza del gesto en lo simbólico ha buscado trascender, haciéndose extensivo entonces a todos quienes durante estos días tan duros han asumido el compromiso de vacunarse y promover que otros lo hagan.

Templanza y paciencia

Cabe señalar que en el domicilio de Rolando Vargas, el intendente vivió un momento realmente muy emotivo, que marca con claridad la forma en que nuestros adultos mayores han atravesado el último año de sus vidas.

“En esta cajita está mi vida”, le dijo Rolando al jefe comunal, mostrándole el envase de la vacuna con la que fue inoculado y que aún conversa, seguramente como tantos otros.

Nuestros padres y abuelos han pasado días sombríos y de mucha angustia durante esta pandemia, pero con la templanza y paciencia que han demostrado, reafirman que son el ejemplo de una sociedad cuyos cimientos debemos seguir fortaleciendo entre todos.

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