¿Quién no quiere ser feliz? La felicidad es un estado emocional que todos buscamos, pero a menudo nos parece difícil de alcanzar. Afortunadamente, la ciencia nos fue dando algunas pistas sobre cómo mejorar nuestro bienestar emocional: con hábitos para ser más feliz que podés aplicar en el día a día.

En este artículo te presentamos algunos consejos saludables spaldados por investigaciones científicas y probados por personas de todo el mundo: desde practicar la gratitud hasta cultivar relaciones significativas, pueden ayudarte a encontrar el camino hacia una vida más feliz y satisfactoria.

Así que si estás buscando cómo mejorar el bienestar emocional, seguí leyendo y poné en práctica estos hábitos para ser más deliz.

Dormir es una prioridad

La falta de sueño causa todo tipo de problemas, incluso afecta la sensibilidad que tenemos a los estímulos negativos. La privación del sueño predispone al recuerdo de recuerdos sombríos.

Descansar y dormir bien son uno de los diez hábitos más importantes según la ciencia.

Pasar tiempo con amigos y familia

Tener amigos es esencial para la salud física y mental, y existen varios estudios que confirman que afecta el nivel de felicidad. De hecho, se dice que lo único que realmente importa en la vida son las relaciones positivas que tenemos con otras personas.

Ayudar a otros

Todo tipo de expertos han hablado sobre cómo la generosidad es esencial para tener un buen estado de ánimo y más felicidad. Incluso se encontró que gastar dinero en actividades donde ayudamos a otros, hacemos actividades con amigos o compartimos experiencias brinda mayor felicidad.

Salir más

No, no se refiere a salir de fiesta, sino a salir a la naturaleza y respirar aire fresco. Un estudio estadounidense encontró que pasar 20 minutos al aire libre, en especial cuando hay buen clima, aumenta el estado de ánimo positivo, amplía el pensamiento y mejora la memoria.

Hacer ejercicio

La actividad física tiene un efecto muy positivo en tu salud mental, peor no necesitás hacer mucho, a veces una rutina corta, de solo 30 minutos, puede ser de gran ayuda.

Shawn Achor escribió en su libro The Happiness Advantage sobre un estudio donde participaron tres grupos de pacientes que trataron su depresión con medicamentos, ejercicio o una combinación de ambos. Los resultados demostraron que las personas que usaban una combinación de medicamentos y ejercicio tenían un porcentaje mucho menor en la posibilidad de recaer.

Meditar

Esta práctica ayuda a tener claridad, puede mejorar la concentración, ayudar a relajarte y a mantenerte en calma, además de que es un momento que te permite poner las cosas en perspectiva y a mantener los niveles de estrés controlados. Un estudio del Massachusetts General Hospital incluso encontró que la parte del cerebro que se relaciona con el estrés se encoge en personas que meditan de forma periódica.

Planear vacaciones regularmente

No tienen que ser viajes largos o muy caros, pero el proceso de planear vacaciones es muy importante. Un estudio publicado en la revista Applied Research in Quality of Life mostró que el pico más alto de felicidad se produce durante la etapa de planificación de unas vacaciones, esto porque genera una sensación de anticipación.

Sonreír

No tiene nada que ver con la apariencia, pero hay estudios que dicen que sonreír ayuda a reducir el dolor, mejorar el estado de ánimo y pensar mejor. Incluso puede mejorar tu capacidad de atención, pero es mucho más efectivo cuando además la combinás con pensamientos positivos.

Tener gratitud

Practicar la gratitud, ya sea con un diario o compartiendo algunas cosas de las que te sentís agradecido cada día, puede lograr una gran diferencia. Incluso hay estudios que dicen que el enfoque consciente en las bendiciones (o las cosas buenas que tenés) puede tener beneficios emocionales e interpersonales.

Escuchar música

La música es otro de los hábitos para ser más feliz porque estimula circuitos del cerebro relacionados con el placer y la recompensa. La música despierta a nuestro cerebro, lo llena de estímulos y, además, le resulta placentero.

De hecho, las canciones que son de nuestro agrado hacen que el cerebro genere dopamina, que no es más ni menos que una fuente de placer.

Intentalo. ¡Lo dice la ciencia!