Feria del Libro del Estero: la poesía del norte argentino tiene «elementos en común»

Así lo definió el escritor Francisco Avedaño, escritor y autor, partícipe del encuentro anual de literatura en la provincia.

Los poetas del Norte Entero fue el nombre de un encuentro que se llevó a cabo en el marco de la Feria del Libro de Santiago del Estero y reunió a autores de la provincia, también de Jujuy, Catamarca, La Rioja, Salta y Tucumán en la ribera del Río Dulce y en el Mercado Armonía, para compartir un espacio entre pares en torno a la escritura y la producción poética.

«La poesía del norte y de Santiago del Estero es muy amplia», dice el escritor santiagueño Francisco Avedaño luego de la actividad que reunió a poetas del norte y ofreció un encuentro distinto y particular, ya que no estuvieron en una sala del predio ferial sino que debatieron, charlaron e intercambiaron experiencias en la ribera del Río Dulce y en el Mercado Armonía.

Pero a pesar de esa diversidad y amplitud que hace inclasificable la literatura en función de una zona, el escritor identifica algunos «elementos en común» entre quienes escriben poesía en el Norte, tales como «la relación con el paisaje y con el entendimiento del tiempo porque nosotros tenemos un tiempo diferente».

«Hacia el norte mientras más subes y cruzas las fronteras de Argentina vuelves a ver esta idea que el tiempo no va regido por el reloj sino por el transcurrir del sol, eso de una manera u otra, muestra nuestra realidad que esta cruzada por el ciclo natural del sol y la naturaleza”, agrega sobre esos «dos elementos que influyen en cómo cada ser humano se considera a sí mismo y allí la poesía lo que hace es dar respuestas al gran problema que tiene el ser humano, que es conocerse mortal, saber que no hay nada que uno pueda hacer para conciliar esa propia noción del fin de la existencia”.

En sus palabras, «la poesía pone la vida dentro de la muerte y la muerte dentro de la vida, las identifica y las concilia. Porque uno no podría vivir sabiendo que se va a morir mañana, en cambio la poesía permite eso, que sigamos viviendo, conociendo e incorporando esa fatalidad, el drama de nuestra existencia desde la belleza y desde el lugar de la belleza interpelarnos».

Desde esa perspectiva, el escritor considera que «este tipo de circunstancias y elementos en común de nuestras culturas hacen que exista una noción de región, no solo el paisaje sino la cultura nuestra particular, como norteños» y al mismo tiempo otro factor en común es que «no vivimos encerrados en la histeria colectiva de las ciudades», ya que «tenemos noción del horizonte» y de la naturaleza que los rodea y eso «son elementos que nos convocan y nos unen a los poetas del norte argentino.

Entonces para el escritor santiagueño es en esas zonas del paisaje, la geografía, el entorno, donde confluyen similitudes y particularidades en la producción poética de las autoras y los autores del la región Norte, porque el paisaje «te modifica a vos y vos modificas al paisaje, hay un juego de alteración recíproca», dice.

“Nosotros tenemos esta realidad, tanto como poetas, como seres humanos, que viven en una región determinada y personas que perciben la poesía naturalmente del entorno, el paisaje se traduce en palabras”, reflexiona sobre ese diálogo entre escritura y paisaje que se retroalimentan, donde el paisaje «de una u otra forma le da estructura a nuestra poesía y por otro lado nuestra poesía termina dándole estructura al paisaje”.

Euloquio Rojo, escritor jujeño que participó del encuentro durante la feria, propone una expansión de sentido al destacar que «cuando uno piensa el Norte, no solo lo puede pensar desde lo literario, o desde lo poético» sino que hay que pensarlo como un todo. En tal sentido «hay que recuperar la historia de cada uno de los pueblos del norte, no solo desde la expresión artística, un punto de conciencia, sino desde la vivencia misma de norte”.

Para Rojo, «el narrador del sur es algo totalmente distinto al del Cuyo, Litoral y Norte, ya de entrada vemos las realidades desde una mezcolanza más abrupta”, ya que la situación “es absolutamente distinta a aquel que se ha criado entre torres con celulares a los que estamos acostumbrados al silencio, por ejemplo”.

A la vez «la literatura es muy amplia, ahora se habla mucho de la poesía testimonial, del género epistolar, que es muy importante, gente que está empezando a contar historias, las historias de barrios que si no hubieran sido por vehículos culturales alternativos no se conocían. Madres que escribieron diarios íntimos, abuelos que han contado sus experiencias, hasta una bicicleta puede ser una gran historia, y así hay millones de historias; y así nace la literatura», dice.

Por eso, «no solo es una temática de comentar las historias canónicas del mundo, del universo o del mismo Europa, sino lo simple, las historias están en todos lados y todo el tiempo; el tema es que la literatura trata de reconocer en ella la conciencia civil, cultural que vamos llevando y eso es el pueblo», considera. «La literatura es narrar aquello que aún no fue narrado: las historias de los pueblos, lo nuestro», concluye.

Fuente: Cablera Télam