Enri Vallejos: «Las obras en Reconquista no se detienen»
El Intendente de la localidad santafesina avanza con proyectos históricos de cloacas y agua potable a pesar de la pandemia. El distrito se encuentra en fase 5.
Tal vez por su profesión de médico, el intendente Enri Vallejos desplegó un ambicioso programa de salud para enfrentar una posible escalada de casos de coronavirus en Reconquista, que se encuentra en fase 5 con 32 contagios, de los 23.031 que totaliza la provincia de Santa Fe. El jefe comunal es consciente de que la situación puede complicarse y creó un sistema sanitario único que fusiona lo público con lo privado.
La atención está pensada por etapas y señaló que en la primera se utilizará el hospital central de campaña, que cuenta con 22 respiradores; para la segunda -agregó- estará disponible el camping municipal reacondicionado para el aislamiento de pacientes y que cuenta con 14 respiradores y 52 camas con oxígeno, más las de internación y las 140 destinadas al aislamiento.
El sistema de salud está preparado para recibir a 250.000 personas, que es el radio de influencia del distrito. En tanto, adelantó que en una última etapa está previsto utilizar los cuatro sanatorios privados de la zona de Reconquista-Avellaneda para dar solución al problema.
El intendente reconoció a Noticias d que la cuestión central no está en la infraestructura sino en el recurso humano, y es por ello que también diseñó un sistema por el cual se utilizarán los médicos de los dispensarios para cubrir una posible falta de personal, así como la previsión de que los médicos anestesistas puedan reemplazar a los de terapia.
Una ciudad pujante
Reconquista está en pleno crecimiento y desarrollo, y «las obras no se detienen», señaló Vallejos, quien contó que desde que asumió su primera gestión en 2015 el municipio logró un ahorro importante de costos al decidir la compra de las herramientas y maquinarias que antes alquilaba: «Eso nos permitió reducir los números al 50% , además de continuar las obras con presupuestos muy bajos».
Entre ellas, se destaca una de las más importantes a la que califica como histórica: «Después de 30 años, vamos a expandir las cloacas a los barrios a donde el servicio no llega, gracias al financiamiento del Ente nacional de obras hídricas de saneamiento (ENOHSA) y a la gestión del gobierno provincial«. A fines de agosto el jefe comunal anunció las obras junto al gobernador santafesino Omar Perotti.
La apuesta también apunta a instalar una planta propia de tratamiento de efluentes cloacales, que según puntualizó, «marcará un antes y un después en Reconquista». Además, se ampliarán las redes de agua potable en un proyecto participativo inusual, que cuenta con la mano de obra del municipio, el aporte del material a cargo de los vecinos y la contribución de la empresa de no cobrarles el servicio durante 36 meses. La iniciativa apunta a llevar agua potable a más del 90% de la población.
También hay en marcha otras obras vinculadas con la cultura como la que se está realizando en pleno corazón de la ciudad, en la vieja estación de trenes, donde se recuperaron tres hectáreas para construir un anfiteatro dedicado a la industria cultural. Contará con un paseo gastronómico, un sendero aeróbico y otro parquizado, y además, con la creación de un paseo de artesanos cerca de la terminal de micros al que fueron invitados los propios artesanos para su diseño.
La mano de obra que mueve empleo
Reconquista es un polo de atracción por ser, junto a Avellaneda, el tercer núcleo urbano de la provincia y sus vías de comunicación son centrales por las rutas y el puerto. La industria que exporta, que genera fuentes de trabajo, elije ese lugar para desarrollar su actividad. Ya hay dos áreas destinadas a ese sector y se trabaja en una tercera, mientras 149 empresas ya se anotaron para instalarse en Reconquista.
La ciudad le ofrece beneficios importantes, como una significativa baja en la tasa general del inmueble por cumplimiento de pago. En el caso de la apertura de una actividad productiva propone la exención del impuesto municipal de registro de inspección por un año; si esa actividad crece y aumenta la cantidad de empleo al 50% no pagará el tributo durante seis meses y si llega al 100% esa exención se extiende a dos años.
El Intendente está enfocado en buscar soluciones y no le teme a la mediación: «Tarde o temprano llega un problema y más tarde o más temprano hay que afrontarlo«. Y así explicó que fue solucionado uno reciente en la algodonera Avellaneda y que hoy continúa con la actividad luego de dos meses y medio de lucha de los trabajadores por las fuentes de empleo.
Vallejos reconoció que uno de los momentos más difíciles se dio con la empresa Vicentín, en la que logró mediar para que los interventores designados por el Gobierno Nacional pudieran reunirse con los directores de la firma. Allí, entiende el jefe comunal, la oposición politizó el interés real del empresariado local y regional.
«Siempre nos ofrecimos para buscar una solución«, reiteró Vallejos, quien sostuvo que los gobiernos Nacional y Provincial tenían la misma intención y puntualizó que «nunca fue la expropiación un objetivo para perjudicar a alguien», sino la búsqueda de una salida para la compañía y una protección para los trabajadores: «Creemos en el diálogo y más diálogo y para consensuar nuestros conflictos en democracia».
Participar para cambiar la realidad
Vallejos llegó a Reconquista una vez recibido de médico -y luego de un breve paso por Buenos Aires-, de una residencia en medicina rural en la localidad de Juan José Castelli en el «impenetrable chaqueño'». En la localidad santafesina realizó otra residencia: «Hice dos veces la colimba», bromeó en diálogo con Noticias d. Además, trabajó en el hospital municipal y en el dispensario de Itatí, un barrio humilde de la zona. Reconoció que siempre destaca el rol de su madre Rosa, maestra durante 45 años.
Citó el refrán «el pez por la boca muere» para asegurar que nunca pensó en convertirse en un dirigente político, hasta que asumió que «para cambiar la realidad hay que ocupar lugares de toma de decisiones«. Entre los años 2003 y 2007 fue Secretario de Desarrollo Social, luego Concejal hasta el 2011, donde volvió a encabezar la lista de ediles, y en 2015 llegó a la intendencia, luego de ocho años de derrota para el Partido Justicialista. El año pasado, fue reelecto con el 60% de los votos.
Su deseo para este fin de año es que se termine la pesadilla de la pandemia y que la Argentina vuelva a arrancar como país. Advierte que hoy no atravesamos una situación similar a la del 2001, donde «estábamos en el club del trueque y la gente saqueaba supermercados porque necesitaba comer. En la actualidad con el IFE, la Asignación Universal por Hijo, la tarjeta Alimentar y los ATP, la economía funciona. Esta situación de asistencialismo no será para siempre, pero mientras tanto necesitamos vivir en paz y alivia llevar un plato de comida a la mesa».
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