Fernanda Alonso: “Estamos dando el salto cualitativo de dejar ser pueblo, para pasar a ser una ciudad”

A pocos meses de asumir, la intendenta detalló la actualidad de General Pico y sus planes post pandemia para lograr el crecimiento.

“Pasó un tsunami”, sentenció la intendenta de General Pico, Fernanda Alonso, para referirse a la vuelta a fase 1 del Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO) decretado por el gobernador de la Provincia, Sergio Ziliotto, tras la llegada del Covid-19 a su ciudad.

Allí, al igual que en todo el territorio provincial, estaban en fase 5, pero de un día para otro -a finales de julio- se detectaron ocho casos que, en menos de una semana, se convirtieron en dieciocho. Ahora, hay cuatro internados con síntomas leves y solo uno en terapia intensiva, pero sin requerir asistencia respiratoria.

No es la única ciudad pampeana donde se registraron brotes. Sin embargo, se encuentran en una fase 1 menos estricta que la original, según explicó Alonso a Noticias d, ya que hay un control exhaustivo del nexo epidemiológico y el sistema de salud piquense está en óptimas condiciones, con un hospital modular construido especialmente para enfrentar la pandemia, que agregó 30 camas de terapia intensiva a las 14 con que ya contaba el sistema sanitario local.

La Intendenta sabe que la actividad social y los encuentros familiares que implicaron intercambio entre las ciudades favorecieron el brote. Por eso, además de suspender toda actividad social en la ciudad, solo pueden abrir comercios esenciales y las clases continuarán en formato virtual hasta nuevo aviso, pese a que se había llegado a conversar entre los intendentes y el Gobernador de retornar a las aulas en septiembre.

Además, se suspendieron numerosas celebraciones relevantes para la ciudad e incluso las pautados para los próximos meses como la ExpoTecno, a realizarse en octubre; la Exposición Anual de la Sociedad Rural de General Pico, en septiembre -en la que se festejaría el 90° aniversario de la institución-, y todo el calendario de eventos culturales.

Para hacer valer este esfuerzo, Alonso le pidió a los vecinos “cuidarse, salir de casa para lo estrictamente necesario, respetar las nomas del aislamiento y tomar todas las medidas de higiene del hogar y lavado de manos”. La jefa comunal entendió que este contexto especial obligó a reorientar su gestión y redireccionó las prioridades y recursos en una agenda muy diferente a la que venían trabajando. Sin embargo, no perdió de vista el camino con el que inició su gestión, en diciembre de 2019, apenas tres meses antes de que este “tsunami” pandémico cambiara las cosas.

Un pueblo que se está convirtiendo en ciudad

Consultada sobre los planes post pandemia para General Pico, Alonso fue categórica y lanzó una frase muy asociada a sus principios: “Es un Pico que tiene hoy una proyección 64.000 habitantes y está dando ese salto cualitativo de dejar ser pueblo para pasar a ser una ciudad, y donde está incorporando nuevos perfiles para ser el atractivo del norte de La Pampa”. Así, resumió algunas de sus ideas y proyectos, en el marco del presente de un lugar en crecimiento.

Si bien la pandemia ralentizó los planes, eso no impidió a la jefa comunal y su equipo poner en marcha sus propuestas y planificar una agenda de desarrollo local, la “Agenda 6360” que, en sus palabras, “nos va a dar el norte de un Pico a 10 o 20 años» como ciudad.  La iniciativa apunta a reforzar el perfil agropecuario, de servicios y de industria de General Pico, ampliando el parque industrial -ya en marcha en conjunto con el Estado Provincial- e incorporando al rubro tecnológico como nuevo perfil característico del área. Para ello, están avanzando en la construcción de un Polo Tecnológico, que es un espacio de incubación para empresas de desarrollo de software e industrias limpias.

Este proyecto se asienta en las facultades de Ingeniería, Veterinaria y Ciencias Humanas. Además del motor económico que esto genera, Alonso habló de generar un “Pico del Conocimiento”. “Acá nuestros ingenieros se van a trabajar a lugares de élite en nuestra Argentina y fuera del país también, así que pretendemos que algo de ese recurso humano quede en Pico y realmente desde acá podamos desarrollar algunas otras cosas”, proyectó con ilusión.

También se propuso una gestión donde la innovación, participación y descentralización sean los ejes de su plan de gobierno y con los que busca refundar tanto el rol del ciudadano como del empleado público. “Queremos desarraigar hábitos y costumbres que hacen que se cuestione al empleado público, y hubo todo un proceso de trabajo para que sientan que el lugar donde trabajan lo tienen que defender y la camiseta se la tienen que poner, no por la gestión de Fernanda Alonso, sino porque es la ciudad de General Pico la que está creciendo y fortaleciendo su identidad«.

La Intendenta agregó que ya están modernizando y aplicando tecnologías de participación ciudadana, para que los vecinos puedan hacer gestiones online e interactuar con el Estado, incluso en el presupuesto: “Intentamos que la participación del ciudadano sea realmente protagonista de la gestión”, explicó.

Una pensadora “fuera de la caja”

Alonso, mendocina de origen y piquense por adopción, tiene 45 años y es Licenciada en Trabajo Social, carrera a la que no llegó por casualidad. “Mi mamá es peronista y era militante y mi papá también lo era. En casa era normal que existieran reuniones de compañeros, de trabajo barrial y de organizaciones sociales”, recordó y agregó que llegó a la gestión pública en 1992, con apenas 17 años, haciendo una pasantía laboral que era práctica obligatoria del último año de la secundaria. Cuando terminó, apenas un mes después, la llamaron para trabajar. Y jamás dejó la gestión, nunca como empleada, siempre como funcionaria.

Además, Alonso contó que el primer mes que trabajó no cobró, porque era menor de edad. “La verdad que yo tenía tanta alegría de que había empezado a trabajar, que después nos dimos cuenta de que todavía tenía 17 años”, recordó. Tras ocupar diversos roles, asumió como Secretaria de Desarrollo Social y ese es el espacio que definió su vocación. En ese momento empezó su carrera universitaria, a pocos meses de ser madre de su primera hija.

Fernanda hoy está casada y tiene dos hijas. Su primogénita, de 16 años, se llama Sur y es una joven involucrada y militante de causas, como su mamá. ¿Por qué el nombre? “Porque vivimos en el sur de la ciudad y nos encanta nuestra Patagonia, mi pareja y yo pensamos que es donde a lo mejor podemos vivir el fin de este trayecto juntos”. La hija menor, un “terremoto” de tan solo cuatro años, es Pampa, “justamente porque recorrimos -embarazada- cinco veces juntas la provincia, y así se tenía que llamar”.

Otra particularidad es que se casó con su pareja de toda la vida y padre de las chicas recién el año pasado. “Los bordes instituidos no son mi fuerte”, dijo con risa y convicción. Su marido es comunicador y documentalista, sin ningún vínculo con el Estado. “Me sirve llegar a casa y tener otra perspectiva de la cuestión”, comentó sobre su compañero, quien, según ella, le aporta una visión crítica y constructiva.

Así es la historia de Fernanda Alonso, “la primera intendenta mujer, que soportó una pandemia en los 114 años de vida de General Pico; no hay otra te lo puedo asegurar”, dijo en tono de broma. Espera ser recordada por su trabajo, por el esfuerzo de cada día y, más allá de una obra o una acción, por ser una política que dio lugar a gente que descreía de la política como una posibilidad de transformar la realidad. “Simplemente con eso me conformo”, concluyó.