La resiliencia forma parte del ADN permanente del ser humano. Situaciones complejas, traumas y/o dificultades nos atraviesan en muchos momentos de la vida para poner a prueba nuestra capacidad de recuperación frente a cada una de las adversidades. Simón Martínez Suárez es un remero de Tigre que goza de un buen presente pero en el medio tuvo que atravesar a una transición difícil. 

«Comencé a los 15 años en la Escuela Municipal de Remo de Tigre y honestamente no siempre sentí que quería hacerlo. Me gustaba el tema de viajar, de conocer lugares y disfrutar con otros chicos y chicas; por eso empecé. Por mucho tiempo tuve la posibilidad de hacer lo que en un primer momento busqué, el deporte era una excusa», recuerda el vecino que entrena actualmente en el Club Teutonia de Villa La Ñata. 

Y continuó: «A medida que fueron pasando los años y el deporte iba tomando una tonalidad más seria, me tuve que ir templando y acostumbrando a lo que es el alto rendimiento. Eso me costó muchísimo. Pasé por varios estadios: desgano, cansancio y nervios, por ejemplo. Me resultaba agotador física y mentalmente levantarme temprano, ir a entrenar, volver a mi casa, almorzar y tener que volver al segundo turno de práctica. Llegó un momento en el que me replantee seriamente si era lo que quería para mi vida». 

El proceso de orden mental del deportista trajo consigo un retiro momentáneo de la actividad que – según cuenta el propio Suárez – le sirvió para poner pausa, desconectarse y descansar: «Cuando te alejas mucho de algo que querés y te hace bien, el cuerpo lo siente y tras unas semanas te lo vuelve a pedir. El remo es un deporte único en materia de descarga de energía, un entrenamiento te puede llevar alrededor de 6 horas y si no lo tenés en la diaria te hace falta . Por suerte pude pensar mucho, recapacitar y retomar nuevamente con todo», describe el remero. 

Simón Martínez Suárez – de 18 años – terminó el secundario y decidió no estudiar, al menos este año, para abocarse completamente a su carrera deportiva. Entrena cuatro días a la semana en doble turno. Su parate académico y su posterior preparación no fueron en vano; ya que en este 2022 se adjudicó las medallas de plata en cuádruple y de oro en la categoría doble junior en Campeonato Sudamericano disputado en Porto Alegre, Brasil.  

El evento deportivo se llevó adelante del 24 al 27 de marzo para las categorías Junior y Sub 23. La delegación nacional cosechó cuatro medallas doradas y cinco de plata, sobre un total de 13 pruebas. 

El cambio de hábito de la distendida recreación a la intensidad del alto rendimiento fue un proceso extenso en la vida del joven tigrense. Definitivamente su amor por la disciplina no fue a primera vista pero poco a poco fue construyendo un lazo férreo con la disciplina, que le permitió profesionalizar sus conductas y sus costumbres. Más allá de la competencia y sus objetivos personales, Suárez supo capitalizar el deporte como un cable a tierra y así calmar la vorágine perturbadora y monótona en la que se vive como sociedad. 

«Me conectó mucho con la naturaleza y, por supuesto, conmigo mismo. Es algo único que no lo da otro deporte. Hoy el remo es mi vida, me lleva a lugares de tranquilidad y mucha paz. Para remar hay que tener un grado de concentración muy alto y un sentido del tacto muy sensible. Todo se debe hacer es en su medida justa, ni más ni menos», explica y detalla sus sensaciones al momento de competir: «Lo primero que me pregunto a mi mismo es ‘que voy a hacer’; pienso mucho y al mismo tiempo no pienso en nada, me invaden los nervios y la ansiedad, pero una vez que me bajo intento distender sin importar el resultado». 

El deportista, que además disfruta de jugar al básquet, comentó cuáles son sus metas hacia el futuro y qué aspira en el mundo del remo: «Quiero llegar a los Juegos Olímpicos de París 2024 y alcanzar un buen resultado, para eso me estoy preparando con muchas ganas», y siguió: «Mi sueño es dejar una marca y romper récords. Tengo muchas ganas de ayudar a mejorar todo lo que rodea a la actividad porque es triste en algunos aspectos; el nivel que hay y los manejos, entre otras cosas. Es un objetivo que tengo y pienso llevarlo adelante a su debido momento». 

Escuela Municipal de Remo de Tigre

Fue un proyecto impulsado por el Gobierno comunal y funciona en la sede de la escuela en el Nahuel Rowing Club, donde se dictan clases para adolescentes, adultos y de entrenamiento específico. En la actualidad, más de 180 alumnos desarrollan la disciplina.

Cuenta con una flota propia de botes doble par con timonel y está equipada con los elementos de seguridad necesarios para el correcto uso. Se aprende a manejar las embarcaciones y tener mayor seguridad al momento de navegar. «La escuela creció mucho en el último tiempo y es fundamental tener este espacio de calidad para enseñar y brindar una contención más para quienes vienen a experimentar el deporte», explica Milka Kraljev, remera olímpica, medallista panamericana y profesora de la Escuela Municipal. 

Sobre sus comienzos en la Escuela, Suárez rememora: «Me acuerdo que en ese momento charlábamos y nos divertíamos muchísimo con los chicos. Siempre hacíamos un circuito de trote hasta el muelle donde debíamos salir con los botes de paseo y cuando llegábamos nos desesperábamos por subir, ja. Luego se empezó a abrir la competencia en los Juegos Bonaerenses y fue ahí donde iniciaron las competencias». 

Por último, el vecino de Tigre recordó cómo fue su primera regata en la Escuela: «En aquel momento estaba de profe Rodrigo Murillo y me acuerdo que me dijo algo así como ‘vos dale con todo hasta que termine y no pares hasta que escuches la sirena’. Apreté los dientes y le di muy rápido. Creo que me fue bastante bien» -sonríe-. «Es un recuerdo que me quedó muy marcado y hasta el día de hoy lo sigo aplicando», cerró Suárez.