El Circuito de Turismo Comunitario nace de la intención del Museo Comunitario de revalorizar el patrimonio arqueológico de Villa de Soto; particularmente, la zona de Bella Vista.

El espacio se encuentra en Bella Vista o Estancia de Tagnasa. El recorrido invita a conocer las memorias de quienes habitaron este territorio, heredado por la familia Bazán. «La familia Bazán ha conservado este patrimonio durante muchos años. Hoy, esa familia está representada por dos mujeres, que han cuidado de este territorio, a diferencia de otras zonas que han sido bastante explotada por la minería», consignó Eduardo Crespo, director de Turismo de Villa de Soto, en diálogo con Noticiasd.

A lo largo del recorrido, se encuentran vestigios y huellas: material cerámico, manos de moles, morteros, pinturas y grabados rupestres, antiguos sitios de habitación entre otros, de sus habitantes tanto antiguos como recientes. «La idea es revalorizar y compartir este patrimonio, sin perder las voces de quienes lo han habitado durante tanto tiempo«, remarcó Crespo.

Como parte del recorrido se encuentra Las Cruces de María, Nicandra y Elena. Se trata de tres cruces en un viejo algarrobo que refieren a una tradición de la zona: el primer descanso en que se aposenta el cuerpo que va a ser enterrado era marcado siempre con la cruz.

Crespo insistió con el concepto de mantener vivas las voces ancestrales. «Que este territorio sea explicado desde las palabras mismas de la gente que vivió ahí toda su vida. Son conocimientos heredados de manera oral, de generación en generación. Es un circuito muy lindo porque conserva las voces de este patrimonio histórico».

Estas tierras, al igual que toda la región, han sido habitadas por comunidades originarias conocidas como Comechingones.