‘La Jota’, la avenida que casi no duerme en el sur de Quito

La avenida La Jota es el principal punto de encuentro de miles de personas que viven en el sur de Quito.

La conocen como la ‘Quinta Avenida’ del sur de Quito. La calle José María Alemán, bautizada como La Jota hace más de 30 años, es el corazón de Solanda, una de las parroquias más tradicionales de la capital.

Sus ocho cuadras de extensión atraviesan cuatro de los 16 barrios que conforman esta parroquia en la que viven alrededor de 75.000 personas. Son las 20:30 de un vierners de abril de 2024. El movimiento comercial es intenso. Decenas de personas y familias enteras caminan sobre el bulevar de esta avenida, que conecta las calles Solanda, en el sur, y también Ajaví, en el norte.

Sus más de 500 establecimientos comerciales, lucen llenos de luces de colores y reproducen canciones de Bad Bunny, El Gran Combo y Gerardo Morán para llamar la atención de los vecinos y de los visitantes que llegan por primera vez. A cada paso aparecen locales de comida, ropa, joyas, tatuajes, celulares y licorerías con descuentos y promociones que pocos lugares ofrecen en la ciudad.

Desde pantalones que se venden a USD 10 las tres prendas. Hasta zapatos de USD 20, pasando por tatuajes de USD 10. Eso sí, en esta ‘Quinta Avenida‘ no se ofrecen las marcas que se pueden encontrar en Nueva York. En La Jota hay indumentaria Avidas o Peebok.

Fausto Vega es uno de los comerciantes más antiguos de La Jota, pese a que sólo tiene 38 años. Su madre, oriunda de Cotopaxi, llegó a Quito a mediados de los años 80 con la idea de vender jugo de caña. En La Jota encontró el sitio ideal para establecer su negocio.

«Gracias a este negocio pude estudiar, ser un profesional y seguir con el negocio», dice Vega, quien es presidente de la Plaza Comercial y Cultural La Jota. Una asociación que reúne a los 103 comerciantes más antiguos de la zona.

La Plaza, ubicada en el extremo norte de la calle, se destaca por la venta de platos típicos de la Costa y de la Sierra. «Si uno quiere un morocho o una buena parrillada a las 23:00, viene acá y lo encuentra», dice Lorena Tapia, moradora de Solanda. Ella es fiel cliente del local que Esthela Salcedo tiene desde hace más 25 años. Su producto estrella es el morocho con empanadas de viento. Pero no es cualquier empanada. Sus 40 centímetros de largo las convierten en las más apetecidas (y voluminosas) de La Jota. «Cada vaso de morocho con empanada cuesta USD 1,60 para que sea accesible a todas las personas», dice Javier Valencia, quien tuvo que hacerse cargo del negocio ante la avanzada edad de su madre.

Fuente: Primicias

Fecha de Publicación: 15 abril, 2024