El Palacio San José Museo y Monumento Histórico Nacional Justo José de Urquiza fue la residencia del gobernador Urquiza, de su esposa Dolores Costa y de las hijas que tuvo con ella, entre 1848 y 1970. Comúnmente conocido como Palacio San José, se ubica en el kilómetro 28 de la Ruta Provincial 39 y se lo puede visitar como museo y paseo turístico.

Si bien se lo conoce por su fastuosidad y diseño, el Palacio San José esconde un sinfín de curiosidades que ayudan a comprender también la particular visión del prócer entrerriano. Por ejemplo, pocos saben que la primera canilla de agua corriente que tuvo el país está en ese palacio, en un rincón de la habitación principal que el gobernador compartía con su esposa.

Urquiza era, antes que político, un prolífero comerciante y empresario al que no le faltaban recursos y él no escatimó ninguno a la hora de construir su hogar, tal y como lo soñó. Fue así que la obra fue llevada a cabo por tallistas, herreros, pintores y jardineros extranjeros, especialmente convocados para la tarea. Asimismo, muchos de los materiales utilizados fueron importados.

La obra demandó 12 años y estuvo a cargo del arquitecto italiano Pietro Fossati. El palacio cuenta con 38 habitaciones, muchas de ellas destinadas a los obreros que trabajaban en el lugar. Urquiza tenía cierta tendencia a las simetrías, por lo cual una de las torres tiene un reloj que da la hora, mientras que la otra tiene un reloj falso, pintado.

Algunas curiosidades del Palacio San José

Los obreros no solo trabajaban en la construcción, sino que vivían en el lugar (al menos, durante la semana laboral, dado que el lugar estaba muy alejado de cualquier zona céntrica). También producían los ladrillos en un horno dentro de la propiedad. Entre las 2.500 hectáreas del lugar, había también una pulpería propiedad de Urquiza, donde los obreros compraban los víveres que después serían descontados de su salario.

Lago artificial

Urquiza mandó a construir un lago artificial de 20 mil metros cuadrados que ofrecía una vista ideal para las fiestas al aire libre. Hay otros detalles llamativos del Palacio San José: los cuadros de Juan Manuel Blanes con los dibujos de las batallas disputadas por Urquiza o bien las imponentes torres simétricas que dan forma al palacio. Pero más interesantes son las prometidas curiosidades.

La Capilla

Una de estas es la capilla. Ubicada al costado de uno de los patios, contó con una licencia del Vaticano para su realización. Ostenta magníficas tallas en madera (altar, púlpitos y palcos) realizadas por los tallistas españoles José Clusella y Pedro García. La decoración de la bóveda y sus pinturas estuvieron a cargo del citado Blanes.

El agua corriente

Otra curiosidad es la mencionada canilla. El Palacio tuvo la primera instalación de agua corriente del país y también la segunda, ya que se instaló también para la cocina, donde se producían panificados y pastas a diario.

La sala de los espejos

Era en realidad la recepción. Obtuvo ese nombre producto del cielorraso, que está completamente espejado. Allí, las hijas del General tocaban instrumentos para entretener y agasajar a las visitas. También contaba con una mesa de billar.

Camas pequeñas

Si uno visita el Palacio San José, notará rápidamente que el tamaño de las camas es notoriamente menor que las que acostumbramos a usar. Es una de las grandes curiosidades del Palacio San José. Esto no es porque las personas eran tan pequeñas en la época, sino porque producto de una creencia popular, las personas dormían semisentadas. Se creía en aquel entonces que dormir completamente acostada aumentaba seriamente el riesgo de una muerte súbita.

Los cuatro grandes

En uno de los jardines, hay cuatro bustos que fueron realizados en Italia con las figuras de «los cuatro grandes»: Julio César, Napoleón Bonaparte, Hernán Cortés y Alejandro Magno. En la época, era sinónimo de buen gusto y de poder.

El escritorio político

Si de poder se habla, el «escritorio político» era una pequeña sala donde Urquiza trabajaba. Allí, debatió ideas con autoridades de la época como Domingo F. Sarmiento y se redactó nada menos que la Constitución Nacional de 1853. Lo usó tanto como gobernador de Entre Ríos como presidente de la Nación.

La sala de la tragedia

El dormitorio principal del Palacio fue el lugar donde mataron a Urquiza. Un balazo en la cara y luego varias puñaladas acabaron con la vida del primer presidente constitucional. Su esposa decidió convertir la habitación en un oratorio, bajo la protección de la Virgen del Carmen. En la entrada a la sala, se observa «la mancha de sangre«: impresiones de dedos ensangrentados de una mano izquierda; presumiblemente, perteneciente al General Urquiza. Su esposa dejó también un escrito, en el cual deja en claro que para ella el asesino fue López Jordán, quien finalmente sucedió a Urquiza como gobernador de Entre Ríos. Hay, además, una mascarilla tomada dos días después de la muerte del general, donde se aprecia el disparo en su rostro.

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