#MujeresdGC: Mumi Duarte, una mujer todo terreno dentro y fuera de la casa

En el mes de la mujer, conocé las historias de mujeres reales que transforman el mundo con su compromiso y liderazgo.

En Noticias d celebramos el Día Internacional de la Mujer con las historias de aquellas mujeres que con su labor cotidiano y perseverante hacen que la lucha por la igualdad de derechos valga cada segundo. En esta ocasión te presentamos a María Lina “Mumi” Duarte, una godoicruceña que contagia con su audacia y valentía.

Mumi, como su entorno la conoce, es una licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública de 40 años, con un master en Gestión Pública y Liderazgo Político realizado en España. Madre de Lucio (7) y Gaspar (5), esposa del fotógrafo mendocino Martín Orozco, trabaja en la Universidad Nacional de Cuyo, hace yoga y muchas cosas más. El camino que María Lina tuvo que recorrer para ser quién es no fue fácil, pero contó cómo lo logró.

¿Cómo sería tu carta de presentación?

-Cuando estaba por elegir mi carrera hablé con mis papás y cuando le planteé que quería dedicarme a las Ciencias Políticas me dijeron que “no”, que no era para una mujer.

Claramente, eran otros tiempos. Les dije que era lo que me gustaba, entonces mi papá, que era politólogo y conocía bien el rubro, me dijo: “Si tanto te gusta tenés que ser la mejor y romperte estudiando”. Así arranqué mi carrera, salí mejor promedio y empecé a trabajar de lo mío mucho antes de recibirme.

Luego me fui a España a hacer un posgrado, volví, me casé a los 32 años y me convertí en mamá de dos varones. Mis hijos son lo más.

-¿Cómo pudiste llevar la cuarentena con tantas obligaciones a la vez?

-Fue tremendo el año pasado. Si bien estuvo buenísimo desde lo familiar, porque nos unimos un montón, vi que muchas parejas se separaron o tuvieron muchas crisis, y nosotros no, porque nos pudimos complementar muy bien. Hemos tenidos momentos de apoyarnos uno al otro y decirnos lo que necesitamos. Además los chicos, al estar todo el tiempo con nosotros, nos unimos más.

No fue fácil, tuve periodos donde me sentí muy para arriba, me levantaba muy temprano, hacía yoga, desayunaba tranquila, trabajaba, luego ayudaba a los chicos con el colegio y las clases de zoom, a la tarde seguíamos con las tareas y clases. Luego, a la tarde me volvía a conectar para trabajar. Y como ellos son chiquitos no fue fácil.

Tuve otros días de agotamiento mental, que no tenía ganas ni de levantar un vaso, pero aprendí a cortar y darme mis espacios. Hoy te cuento todo lo que hice y te aseguro que no sé cómo lo hice, porque fue mucho trabajo.

¿Cuál es tu táctica para dividirte en mil Mumis y cumplir con todo?

-No lo sé, lo he hablado hasta en terapia, pero yo siempre siento que hago poco. Igual, aprendí a tomarme mis descansos. Me pasó un mediodía que me sentía agotada y que no daba más y decidí sentarme a ver una serie y eso me ayudó mucho a relajarme.

Además, cuento mucho con la ayuda de mi mamá y de mi suegra, que se quedan con los chicos cuando yo tengo reuniones o un trabajo específico. La ayuda de Martín también fue fundamental, cuando estuvimos en cuarentena, nos dividimos todo, si yo cocinaba el lavaba, me ayudaba con los chicos, fue todo de a dos.

Igual, me siento muy afortunada con todo lo que hago, tengo el trabajo ideal, amo lo que hago, con un equipo de trabajo tremendo, tengo mucha suerte. He hecho muchas cosas por mi profesión, como viajar a Buenos Aires por el día por un congreso con el bebé que tenía que amamantar, pero me sentía lo más, me sentía Bill Gates, me sentía fuerte viendo todo lo que podía lograr y trabajar con mi equipo.

¿Qué es lo que más te gusta de vos?

-El optimismo. Soy muy optimista y creo que todo se puede hacer, con mayor o menor esfuerzo, siempre me digo: “Si no lo puedo hacer, aprendo. Si no lo sé hacer, pido ayuda”. La contraparte es que me falta paciencia, la tolerancia a los tiempos lentos, a esperar, pero pongo todo mi esfuerzo.

¿Cómo fue construirte como persona?

Me sigo construyendo como persona, creo que no hay un fin. Mis construcciones del pasado me dieron unas bases buenísimas, pero responsabilidades muy grandes. Por ejemplo, fui la mejor alumna del colegio, nunca me bocharon en la facultad, fui primer promedio de la facu, y no lo digo desde un lugar ególatra, sino que eso en un momento se te vuelve una carga y querés cumplir con todo y decís “sí” a todo. Hoy paro un poco, aprendo día a día a saber esperar, a tener gratitud.

¿Qué le recomendarías a una mujer que quiere emprender, que tiene hijos y no se anima a salir?

-Me siento rara dando consejos, pero le diría que siempre trate de hacer lo que le hace bien, no te hablo de comer chocolates y tirarse a ver tele, hablo de lo místico y realización.

Si te gusta estar con tu familia, quédate con tu familia, no sientan cumpla que no están trabajando o produciendo, porque está bien. En la vida hay momentos para criar, hay momentos en que la madre tiene que ser la madre y sentirse cómoda en ese lugar, sino es complicado. Hay que permitirse el disfrutar con los hijos y sus logros.

Pero si nada de eso te gusta y te comes los codos por salir a trabajar mientras amamantás a tu hijo, tenés que salir a trabajar y no sentirte culpable por dejarlo, porque si la mujer está feliz, los hijos también. Hay que relajarse un poco con todas las cosas que nos han metido en la cabeza y que debemos hacer. A mí me cuesta muchísimo, lucho todos los días contra eso, porque siento esa carga que no sé si es genética o de mi generación, pero vengo con la información donde la mujer tiene que hacer todo.

Sé que hay momentos en los que uno no da más, porque tenés que laburar y el niño se te despierta a la noche y no podes dormir, o que en el único espacio libre tenés que ayudar a tus hijos, es complicado pero se puede. Les juro que se puede y la recompensa es gigante.  

¿Te podrías definir en una palabra?

-Es difícil, pero puedo decir que soy multifacética porque soy gauchita para lo que sea.  

Contenido provisto por: Emilia Agüero