Merendero Horita Feliz: un nuevo espacio de contención para los niños de Luján de Cuyo

Hace muy poco tiempo abrió sus puertas en Perdriel y necesita la colaboración de todos para crecer y ayudar a quienes más lo necesitan.

Horita Feliz es un nuevo merendero que abrió sus puertas en Perdriel, en el barrio Renacer del Plata Manzana D Casa 18. Su encargada es Roxana Chaparro. En diálogo con Noticias d contó cómo surgió la idea de abrir un merendero en su propio hogar.

«Surge la necesidad de abrir este espacio, ya que en mi barrio son muchos los niños que viven y la gran mayoría pertenece a las familias que eran del ex bajo Luján y cuentan con escasos recursos. Al ver tal necesidad día a día, me pregunté ¿por qué no abrir un merendero y ayudar a quiénes más lo necesitan? ya que siempre me gusto ayudar al prójimo, sin ir más lejos para el día del niño sin haber formado todavía el merendero armamos bolsitas de golosinas para regalarle a los niños del barrio», explicó Chaparro.

Roxana conto que «día a día colaboran 5 mujeres para que funcione de la mejor manera el merendero, por el momento sólo se entrega la merienda a los niños, quizás a largo plazo pueda convertirse en comedor».

«Como hace muy poco tiempo que comenzó a funcionar empezamos brindando la merienda a 85 niños y 4 personas mayores, seguramente con el correr del tiempo se va a ir sumando más cantidad de personas», detalló la encargada.

«Si me preguntan ¿cómo es un pasar un día trabajando en Horita Feliz? tengo que decir que es una jornada muy especial, en el sentido que empezamos a preparar la merienda desde temprano con mucho amor y cariño para que los niños a la salida de la escuela puedan asistir a retirar su copa de leche y luego ir a sus casas con el estómago lleno», dijo Roxana.

¿Cómo colaborar con Horita Feliz?

Los corazones solidarios pueden comunicarse con Roxana Chaparro al 2612076638. Por último Roxana mencionó «Dios quiera que lleguen muchas donaciones para los niños del Merendero Horita Feliz, ya que hacen mucha falta».

Contenido provisto por: Ailín Cammeruccio