Las temperaturas no han sido suficientes para generar gran caudal de agua desde alta montaña hacia las plantas potabilizadoras, lo que generará problemas de abastecimiento en toda la provincia.
A raíz del cambio climático, Mendoza ha comenzado a secarse y se quedará sin agua. Es que la poca nieve acumulada en sus montañas y el adelantamiento de los deshielos se han convertido en una verdadera amenaza para la tierra cuyana.
En tal sentido, la crisis hídrica se agravó y pasó a la categoría de «permanente», por lo que ya hablamos de «sequía». Así, según lo informado por el Departamento de Irrigación, habrá 11% menos de agua que en la temporada anterior.
La disponibilidad del recurso total en la Provincia, para los meses venideros y para los ríos con hectáreas bajo riego, se espera que sea del 54% de un año medio, lo que significa que los seis ríos mendocinos traerán la mitad de agua.