La historia de la emprendedora maipucina detrás de Dulce Rocío

Muchos deben conocer la pastelería creativa de Dulce Rocío pero son pocos los que conocen la historia de superación de ella.

Quienes emprenden conocen el gran desafío que hay detrás de comenzar un proyecto propio. Desde saber que hacer a los comentarios negativos y los miles de obstáculos que aparecen en el camino, ser emprendedor cuesta perseverancia y resiliencia. Rocío es la joven emprendedora detrás de Dulce Rocío y ha vivido en primera piel cada uno de estos aspectos.

Rocío es maipucina y tiene su local en el distrito de Luzuriaga. Comenzó hace seis años atrás, con tan solo un molde desmontable, una espátula y muchas ganas de seguir sus sueños. Actualmente, tiene su pequeña empresa, con su equipo y una página de Instagram con más de 30 mil seguidores.

Los comienzos de Dulce Rocio

En los planes de Rocío no estaba dedicarse a la pastelería, sino que al salir de la secundaria comenzó a estudiar profesorado de matemáticas. Su mamá le había inculcado la necesidad de estudiar, pero llegó un momento en el que necesitó encontrar un hobby para distenderse.

Fue así que ella comenzó un curso de pastelería. Fue todo un desafío, ya que para poder pagarlo limpiaba casas. “Te mostraban que si no tenías lo más top de lo top no se podía. Yo salía del curso y llegaba a mi casa y me decía a mí misma que no tengo un horno eléctrico o batidora planetaria”, contó Rocío.

Al terminar ese curso, decidió seguir especializándose con un curso orientado especialmente en tortas y no dejó que las frustraciones la detuvieran. De este curso nació su pasión por las tortas. Siempre le había gustado ser creativa con sus manos, realizando cartas y objetos de porcelana. “Encontré como combinar las cosas que me gustaban”, expresó la maipucina.

Se dio cuenta que el curso era medio anticuado, por lo que empezó a indagar en Youtube para seguir creciendo y experimentado. Se había dado cuenta que encontró su pasión y no le importó sus faltas. “Cuando me enamoré (de la pastelería) tenía solo un molde desmontable que compré en el átomo y una espátula”, detalló Rocío.

De apoco, comenzó a realizar ventas para diferentes fechas especiales, como el día del padre, madre o para pascuas. “Iba haciéndolo como hobby mientras seguía estudiando, porque creía tener el tiempo para hacerlo y a la vez estudiar”, relató la emprendedora.

Sin embargo, se dio cuenta que no podía hacer todo junto, debía elegir dedicarse a una de las dos. Fue allí que decidió el camino de la pastelería, algo que significo tener una charla con su mamá, quien siempre le había enseñado que deriva tener un titulo para ser alguien en la vida.

Ese cambio sucedió hace más de dos años atrás y hoy se dedica al 100% a su pastelería, ya cuenta con su local (ella lo llama taller) y un equipo de personas que trabajan junto a ella.

Rocio junto a algunas personas que la ayudan en su taller.

Uno de sus obstáculos más grandes, la salud

A sus ocho años, Rocío fue sometida a una cirugía en su oreja por un tumor. Sufrió mucho porque amaba su pelo y se lo tuvieron que rapar: “Creo que sufría más por lo que me habían pelado que por la operación en sí”, dijo.

Cuando tenía 18 años fue sometida una vez más y en febrero del año pasado otra vez. Tenía problemas que le quitan su audición, además de ocasionarle molestias y dolor. Hace un tiempo le descubrieron que tiene tumores otra vez, pero ahora son cuatro en total. Está por ser sometida nuevamente.

En medio de todo los procesos de su salud, la joven expresa que siente un poco de incertidumbre. “Pero acá estoy, pensando en positivo, siempre pensando en positivo en todo lo que hago y me propongo”, expresó Rocío.

Ella está muy agradecida con todos los que la ayudan a seguir y la acompañarán en el proceso de su próxima operación, ya que cuando se recupere de su operación estará haciendo tortas otra vez.

La clave de crecer en el emprendimiento

Para Rocío, la clave de poder lograrlo en un emprendimiento – o simplemente en hacer lo que a uno le apasiona y le gusta – es “hacer oídos sordos a los que te dicen que no podes”.

Para ella, ningún trabajo es menor que el otro, y si te apasiona y lo haces con el corazón, es lo que tenéis que hacer. Rocío expresó que en muchas oportunidades la hicieron sentir menos o que no fue valorado su trabajo por ser emprendedora, pero que ella decidió bloquear esas opiniones: “Si hubiera prestado atención a todos los que me decían que no, no hubiera seguido”.

Rocío y su mamá – su mayor colaboradora – en su taller de Luzuriaga, con las ventas del día del trabajador del 2021.

Por otro lado, la joven expresa que para lograrlo hay que tener paciencia, aprender y estar en constante innovación. “Podes con un tenedor, batidora del año de la abuela o la más nueva del mundo. Todo se puede pero es tener paciencia. Solemos querer tener todo ya ya ya, pero es importante saber esperar un poquito”, concluyó la maipucina.

Contenido provisto por: Melisa Morales