Quedó varado en Mar del Plata, padece una cardiopatía y busca la forma de volver a casa

Diego lleva dos meses sin trabajo y confinado lejos de su familia.

Diego Correa es un maipucino que, como muchos otros, salió de la provincia para trabajar en temporada alta. Desde el pasado diciembre se encuentra en Mar del Plata donde, en un principio, lo empleó un hotel.

Sin embargo, las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio a raíz de la pandemia mundial se establecieron en plena temporada y Diego terminó sin trabajo y confinado lejos de su familia.

¿Cuándo comenzó la odisea?
—Desde el 19 de marzo que estoy «guardado» en Mar del Plata. Estoy viviendo en la casa de una señora que me ha dado hospedaje. Pero se me está haciendo muy difícil todo.

¿Dónde estás viviendo?
—Puedo quedarme en casa de esta mujer hasta fin de este mes, porque a ella se le vence el alquiler y ahí sí me quedo sin un lugar donde vivir. Económicamente estoy aguantando con lo que me va quedando de lo que pude hacer en la temporada de verano, pero no es mucho y apenas me alcanza para los gastos más básicos. Estoy muy apretado y llevándola con mucha dificultad.

—Tengo una cardiopatía que se llama Válvula Aorta Bicúspide. No me incapacita para hacer actividades, pero sí tengo que hacer controles médicos para estar tranquilo de que todo está bien. Trato de no preocuparme mucho, pero sí de ocuparme. 

—¿Cómo empezaste a gestionar tu regreso?
—Para poder volver a mi casa me contacté primero con la Casa de Mendoza en Buenos Aires. Estoy anotado en una lista de espera desde hace un mes. Estuve anotado para poder volver en un colectivo que salió hace dos semanas, el martes 5 de mayo y me avisaron el día interior a la noche. Se me hizo imposible en tan pocas horas llegar desde Mar del Plata hasta Capital Federal, porque el colectivo salía desde la terminal de Retiro, así que perdí ese colectivo.

¿Qué pasó después?
—Intenté comunicarme todos los días a la Casa de Mendoza, llamando en todos los horarios, insistentemente. Casi nunca logré que me atendieran, y cuando tuve la suerte de hablar con alguien de allí me decían que me quedara tranquilo que ya me iban a llamar ellos, pero nunca pasó nada de eso. Ese fue el primer intento.

¿El segundo intento fue peor?
—A la semana se organiza una segunda posibilidad de volver, con un posible segundo colectivo. Me avisaron dos días antes y me empecé a mover para ver cómo llegaba a Retiro. Me contacté con otros mendocinos que también están varados acá en Mar del Plata, éramos unos siete u ocho. Conseguimos una trafic que nos iba a llevar, y el día antes, me llamó el director de la Casa de Mendoza para decirme que el colectivo no iba a salir porque era una información errónea que se había filtrado entre los empleados. Al día de hoy no me explico cómo pudo pasar eso…

¿Te has comunicado con alguien más?
—Sigo intentando comunicarme con alguien del gobierno, sigo insistiendo a toda hora, pero no tenemos respuesta ni información. He estado en contacto con Mariano Alguacil, director de Desarrollo y Turístico de Mendoza, pero la única información que me ha brindado es que están trabajando en la salida de un nuevo colectivo hacia Mendoza, pero que no puede darme la fecha porque no lo sabe. Y así con tantas otras personas.

¿Hubo alguna otra posibilidad de volver sin mediar con la Casa de Mendoza?
—Una empresa privada iba a sacar un colectivo la semana pasada, se estuvo organizando, pero finalmente se pinchó esa posibilidad porque al parecer no se llegaba al mínimo que pedía la empresa para hacer el viaje y no recibieron apoyo estatal para alcanzar el número del costo que faltaba para solventar el gasto.

¿Qué sentís?
—La desesperación pasa por la necesidad de volver a nuestras casas, porque ya no tenemos recursos para seguir viviendo lejos de nuestras familias que son quienes pueden darnos una mano en este momento. Somos varios los mendocinos en esta situación en Mar del Plata y en otros partidos del Partido de la Costa. 

Hay un correo electrónico a disposición, para todos los varados que no cuentan con vehículo particular: [email protected]. «He mandado ya varios correos, pero siempre me responden lo mismo; que tenga paciencia, que están trabajando. Es imposible que alguien se comunique con uno si no es uno quien llama e insiste», concluyó Diego.

Contenido provisto por: Lorena Sidoti