A casi 100 kilómetros de la ciudad capital de Mendoza y sobre la ruta provincial 50 se encuentra la localidad de La Dormida. Es uno de los cincos distritos que conforman el departamento de Santa Rosa y viven aproximadamente 3500 personas.

Su actividad principal es la agricultura, destacándose el cultivo de frutas de carozo como la ciruela, el durazno y el damasco. Este último podríamos decir que se trata de un tesoro ya que todos los febreros se los celebra en la Fiesta Nacional de la Cueca y el Damasco.

El nombre de una posta

Para conocer la historia detrás del nombre de la localidad de La Dormida hay que viajar en el tiempo y más aún, a caballo. Su ubicación geográfica la transformó en una parada ineludible en las travesías emprendidas durante la época colonial como así también durante el período que coincidió con la llegada del tren y el correo.

Masas de carretas y caballos solían detenerse y descubrir como un oasis, en la aridez de la travesía, la posta conocida como La Dormida del Negro. En cuya sombra solían descansar los transeúntes, los arrieros y hasta grandes personalidades de la historia como el mismísimo Libertador Don José de San Martín.

Orígenes del Departamento

El nacimiento del departamento de Santa Rosa está vinculado a las expediciones que partieron de la chacra de San Antonio, al mando del capitán Antonio Chacón en 1562.

Este jefe español llegó a las comarcas que los indígenas conocían con el nombre de «Machaonta», y también como «Machastán» y tomó posesión de las tierras ubicadas a orillas del río Tunuyán.

La encomienda colonizadora se denominó «Rodeos de Chacón», en honor a su fundador, ubicada cerca de la actual escuela Santa Rosa de Lima. La primitiva hacienda tuvo activa participación en el tráfico de las primeras carretas, ya que allí se constituyó una de las primeras postas mendocinas y por más de tres siglos fue albergue de numerosos viajeros.

Creación del Departamento

Al momento de la creación del actual departamento de Santa Rosa, el propietario de las tierras era Don Angelino Arenas, quien luego donó los terrenos para que en los mismos se levantara la actual villa y cabecera departamental.

El 25 de febrero de 1885, el gobernador de Mendoza, Rufino Ortega, promulgó la ley que aprobaba lo establecido en el decreto ley del 17 de abril de 1884, de la Legislatura mendocina.

En 1889, se le cambió su nombre por el de Chacabuco, pero el gobernador don Pedro Ignacio Anzorena le restituyó su antigua y primitiva denominación en homenaje a Santa Rosa de Lima, a quien se le rinde un fervoroso culto.