En las últimas décadas, las familias occidentales vieron el paso acelerado de la familia modelo papá, mamá y sus hijos a modelos que abarcan una diversidad creciente de conformaciones. Monoparentales, ensambladas, extendidas, encabezadas por dos hombres o por dos mujeres, con tres progenitores, conviviendo o no, unidos en matrimonio o por otras formas de relación social.

En tanto, las políticas públicas de cuidado tienden a quedarse varios pasos atrás. «Nuevas familias, nuevos cuidados» ofrece un campo de investigación e intervención política en América Latina. Es hora de cuestionar a la familia tradicional como la principal proveedora de cuidados.

La autora Isabel Cristina Jaramillo Sierra se pregunta: ¿Qué ganamos y qué perdemos cuando, por el contrario, usamos la idea de hogar? ¿Qué tanto reproducen las novedosas formas familiares los estereotipos de género de sus formaciones tradicionales? ¿Cómo incluir también a los adultos mayores que no solo reciben cuidado, sino que también a veces deben proveerlo como destinatarios de estas políticas, cuando las jubilaciones son magras o inalcanzables? ¿Cómo hacerlo con las personas con discapacidad, cuando en gran medida los mercados laborales no les ofrecen posibilidades de empleo formal?

Estas preguntas se responden impulsando nuevas leyes y normas que provoquen a su vez un cambio cultural, pensar el cuidado como un derecho humano. La ambición de fondo es que la política pueda promover un reparto más justo de estas tareas también, y especialmente, por fuera de los hogares para acompañar la saludable diversificación de las relaciones familiares que la sociedad está llevando adelante.