Los hermanos Pie experimentaron la escasez de alimentos, mientras que su madre trabajaba como empleada doméstica

La madre de Luisito y Bernardo Pie sacrificó años de su vida trabajando en servicios de limpieza doméstica para asegurar que sus hijos pudieran perseguir sus sueños.

El mayor, un medallista olímpico, y el menor, siguiendo sus pasos, han cosechado éxitos en Juegos Panamericanos, Centroamericanos y campeonatos de taekwondo. Sin embargo, su camino hacia el éxito estuvo marcado por sacrificios significativos, como la lucha contra el hambre.

Luis (Luisito) Pie, de 30 años, y su hermano menor Bernardo, de 28, enfrentaron una infancia difícil debido a las privaciones causadas por la pobreza. En ocasiones, su primera comida del día llegaba tarde en la noche, si es que llegaba.

“Recordar esos momentos de nuestra niñez y adolescencia resulta nostálgico, porque fueron muchas las veces que tuvimos que irnos a la escuela sin comer, con la esperanza de encontrar un plato de comida en la casa, pero cuando llegábamos, la mayor desilusión era ver los platos totalmente limpios y sin rastro de que se cocinó”, dijo Bernardo.

Durante esos tiempos difíciles, los hermanos Pie contaron con una heroína en común: su madre Marisol. Cuando el padre de la familia se quedó sin trabajo, Marisol no dudó en enfrentar distancias y dificultades para mantener a sus cuatro hijos.

«Cuando nuestro padre no encontraba trabajo, la situación se volvió muy difícil», explicó Luisito. «Fue entonces cuando nuestra madre tuvo que venir a Santo Domingo a trabajar como empleada doméstica. Si bien esto mejoró un poco la situación, seguía siendo muy difícil porque éramos cuatro niños que necesitaban comida, y muchas veces no alcanzaba».

«Teníamos entre 11 y 12 años en ese momento, y aunque queríamos trabajar para ayudar económicamente en casa, la inseguridad y la marginalidad no nos lo permitían», agregó Bernardo. «Por eso valoramos aún más el sacrificio de nuestra madre».

Sus comienzos

Los primeros años en los que un joven se dedica a un deporte suelen ser los más emocionantes, pero para los hermanos Pie, fue todo lo contrario. A pesar de sus sueños de convertirse en atletas de alto rendimiento, enfrentaron numerosas dificultades que los hicieron considerar renunciar.

«Cuando llegamos al equipo nacional, esperábamos encontrarnos con un ambiente ideal, pero fue todo lo contrario», dijo Luisito. «En muchas ocasiones, tuvimos que dormir en el suelo o en la caseta de los guardias de las Fuerzas Armadas porque aún no teníamos los permisos para alojarnos en la villa olímpica».

Valió la pena

Casi 20 años después, aquellos niños cuyos estómagos rugían de necesidad y anhelo por la comida, han logrado transformar su realidad. En lugar de sucumbir ante las tentaciones de la delincuencia, decidieron seguir el camino del deporte. Hoy, pueden sentirse orgullosos de los logros alcanzados: sus padres tienen un hogar digno y la comida ya no escasea en la mesa.

«Gracias a Dios, nuestros padres están mejor que nunca», expresó Luisito entre risas. Él y su hermano Bernardo han sido el motor de superación de una familia que una vez tuvo pocas esperanzas de progreso.

Fecha de Publicación: 25 abril, 2024