Reinaldo «Quitito» Lovey: «Nosotros estamos para resolver los problemas de la gente sin importar la ideología política»

El intendente de Quitilipi gestiona un municipio que acumula muchas urgencias. Con pocos casos de coronavirus, destacó el trabajo conjunto con el gobernador Jorge Capitanich.

El desembarco en la intendencia de Quitilipi no fue sencillo para Reinaldo Ariel «Quitito» Lovey, el Licenciado en Enfermería que asumió el liderazgo del Ejecutivo local hace apenas nueve meses. Se encontró con un municipio quebrado, sobrecargado de personal y con casi todo su presupuesto destinado a cubrir la masa salarial. Además, sin maquinaria funcionando para efectuar trabajos básicos como la recolección de residuos o el reparto de agua potable ni baños para los empleados municipales, según describió a Noticias d. Y todavía faltaba que en marzo llegara la pandemia.

El problema no está solo en lo económico, sino también en el marco institucional y comunitario, con vínculos quebrados y un importante descreimiento de la sociedad en las instituciones y los políticos. Con pedidos y reclamos de parte de los vecinos y también de los empleados municipales, apenas llegó Quitito pidió paciencia para regularizar los pagos, revisar los contratos y poner en marcha lo mínimo necesario.

«Cuando la gente vio que empezamos a hacer arreglo de calles e iluminación, como debe ser, aumentó la recaudación genuina y obviamente que eso nos empezó a mejorar, y mucho, el funcionamiento municipal», puntualizó. Una vez puesta en marcha la solución de los problemas más visibles y urgentes, Lovey se prepara para desarrollar sus planes a mediano y largo plazo.

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«Yo no soy mucho de hacer asistencialismo, tenemos que generar progreso y capacitación para que la gente pueda aprovechar, ganar su pan de cada día y la educación de sus hijos», afirmó el Intendente. En un distrito caracterizado por una importante área rural y otra urbana de gran crecimiento, el proyecto del dirigente radical de Chaco Somos Todos abarca iniciativas tanto para estimular y acompañar el trabajo en la tierra como para promover el crecimiento urbano de modo organizado y generando recursos genuinos.

El jefe comunal apunta a refundar el campo local, antiguamente basado en el cultivo de algodón, con especial foco en apoyar las huertas familiares y las granjas avícolas y porcinas en pequeña escala. A nivel urbano, busca promover la industria de la mano de los rubros textil, carpintería y ladrillería. Todo este plan se apalanca firmemente en la educación, con convenios -ya funcionando- con instituciones terciarias, incluso de ciudades vecinas, para brindar cursos y carreras. Y también se estructura en el desarrollo social, ya que muchas de estas iniciativas se trabajan junto con integrantes de cooperativas y movimientos sociales.

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Además, para el Intendente, la infraestructura y el medio ambiente también son prioridad. Desde aumentar la forestación en la ciudad, hasta realizar obras como la terminal de ómnibus y reforzar el alumbrado o las perforaciones para la obtención de agua junto al gobierno provincial. Para lograr todo esto, se apoya en un principio básico: «La municipalidad es como tu casa, tenés que administrarla lo mejor posible».

«El objetivo no es solo devolverle a Quitilipi su lugar en el mapa provincial o generar crecimiento económico, sino la calidad de vida institucional, comunitaria y cultural. Busco recuperar rápidamente el respeto hacia el otro, y que la gente vuelva a confiar y creer en los políticos«, sintetizó.

Salud y pandemia

A diferencia de otras localidades chaqueñas, Quitilipi pasó varios meses libre de Covid-19 y fue el último distrito en registrar casos, recién en el mes de julio. Esto se debió a que fueron uno de los primeros distritos en cercar sus accesos y empezar a hacer el control vehicular y epidemiológico. «La pude pilotear un poco porque como estoy dentro de la rama de la medicina y conocía un poco de lo que estábamos hablando, eso me ayudó porque en muchos lugares hice las intervenciones yo», comentó Lovey.

Con el sistema de salud pública en una situación compleja, tanto a nivel edilicio como a nivel de personal, debieron ordenarlo sobre la marcha para poder hacer frente a la llegada del coronavirus. Actualmente cuentan con pocos contagios y cero fallecidos, algo que el jefe comunal atribuyó a «la suerte», pero también a «la colaboración de las instituciones – policía, jueces, comercios- y los quitilipenses, especialmente de la juventud», que acataron las restricciones impuestas por el municipio en cuanto a los horarios, las reuniones masivas y las medidas de sanitización.

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Asimismo, las medidas tomadas siempre fueron consensuadas con todos los actores participantes e involucrados, vecinos, comerciantes, fuerzas de control y comisión de emergencia sanitaria: «Más allá de que yo soy el Intendente, siempre escucho a los otros para que tengamos las responsabilidades en forma conjunta. No por ser el intendente voy a decir ‘esto no lo hago porque lo digo yo y punto’. Siempre di participación en donde hacíamos prueba piloto a ver qué reacción había de mayoría de la gente. Y si veíamos que la situación se podía seguir y dar, dejábamos».

Así fue que se flexibilizaron los horarios comerciales, los gimnasios, las caminatas al aire libre, ciclismo, fútbol 5, vóley y las confiterías con el 50% de la capacidad dentro de su local, con no más de cuatro personas por mesa y distancia de dos metros entre las mesas, mozos con barbijo, guantes y alcohol en gel y permiso para servicios de culto religioso de hasta 20 personas o menos, dependiendo del lugar, algo muy pedido por los quitilipenses.

Un radical especial

Lovey es quitilipense, nacido hace 41 años en Villa Rural El Palmar, pueblo de unos 3500 habitantes. Se fue a estudiar a Corrientes, se recibió y volvió a su pueblo a trabajar en el hospital, pero regresó siendo militante de la Unión Cívica Radical. Esto generó discordia y roces con su padre, dirigente peronista. En su casa la política siempre estuvo presente, ya que además la familia materna cuenta con tradición radical e incluso hubo dirigentes alineados al radicalismo que ejercieron la función pública.

De la UCR heredó la idea de progreso y crecimiento, con la educación como motor de trabajo y movilidad social. «Para mí siempre fue más ordenado el radicalismo que el peronismo para manejar instituciones», comentó para explicar por qué siguió esa orientación política, pero agregó: «Yo siempre creí en las personas, no en los partidos políticos en sí«.

Cree en el trabajo en equipo con el peronismo y, de hecho, mantiene una excelente relación con el gobernador Jorge Capitanich: «Nosotros estamos para resolver los problemas de la gente y lo podemos hacer en forma conjunta, sin importar la ideología política, siempre tratando de mejorar la situación de la ciudad y de los ciudadanos. Cuando se quiere, las cosas se pueden hacer bien».

Tal vez por eso es que Lovey se siente representado más con el peronismo por su forma de hacer política, de ir a caminar los barrios, de encontrarse mano a mano, charlar y escuchar a los vecinos para resolver los conflictos.  «Siempre me caratularon como el radical raro por mi forma de hacer política”, contó entre risas el Intendente y cerró: «Capaz que en algunas cosas copié a mi padre».