En Colombia el paro no para: a resistir por una vida digna

La violencia a través de una dura represión policial avanza sobre el pueblo movilizado por una vida digna. Hartos de años de desigualdad y de un Estado asesino, el país latinoamericano despertó luego de décadas en la sombra.

En puntos de resistencias ubicados en distintas ciudades de Colombia, se realizan masivas protestas de forma pacífica. Marchas, intervenciones artísticas, vigilias con velas, ollas populares y misas que no cesan. Desde el 28 de abril, el pueblo está de paro en contra de las políticas neoliberales de Iván Duque, exigiendo el cumplimiento de los tratados de paz, terminar con el hambre y la eliminación de la sombra de un NarcoEstado que asecha a los colombianos hace décadas.

La gota que rebalsó el vaso

Colombia se transformó en una olla a presión que casi estalla a fines del 2019, pero la pandemia alargó y empeoró la agonía del pueblo. El 21 de noviembre del año pasado la sociedad se manifestó bajo el lema “A parar para avanzar”. Tuvo como reclamos centrales el gran descontento por las medidas de austeridad; la violencia estatal y paramilitar contra dirigentes de agrupaciones sociales, sindicales, campesines y como punto no menor: el no cumplimento del acuerdo de paz del 2016 encabezado por el ex presidente Juan Manuel Santos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejercito del Pueblo (FARC-EP).

Como las políticas neoliberales acostumbran, la “Ley de Solidaridad Sustentable” que presentó Iván Duque no es más que una reforma tributaria para terminar con la clase media y continuar favoreciendo a los sectores ricos. Los dos ejes principales eran el aumento del IVA y ampliación de la base impositiva sobre los salarios.

A esto se sumó el brutal asesinato de Javier Ordoñez por parte de la Policía Nacional el 9 de septiembre pasado. La situación fue registrada y difundida gracias a un video casero. Todo esto, sucedió en medio de la tercera ola de la pandemia del Covid 19 y mientras que la Dirección Nacional de Estadísticas informó que la pobreza ronda el 42,5% y el desempleo el 17,3 %.

Sobran los motivos

Si un pueblo sale a protestar en medio de una pandemia, es porque el gobierno es más peligroso que el virus«, decían las pancartas el 28A, día del Paro Nacional contra la reforma tributaria.

Colombia salió a las calles: jóvenes precarizades de barrios populares, asalariades sindicalistas, estudiantes, familias de clases medias urbanas progresistas, la “minga” indígena, campesines y otros sectores populares en general. Por otro lado, la dirección de las centrales sindicales (CUT y CGT) que integran el llamado Comité Nacional del Paro.

Con un largo historial del NarcoEstado, el pueblo se cansó de hablar de paramilitares, guerrillas y narcotráfico, y busca hablar de los índices de pobreza, del trabajo, la seguridad, la educación y la salud. Miles de personas se organizan día a día: reclaman por sus derechos y le exigen la renuncia al presidente. ¡El paro vive!

Duque colabore con la salida

El 2 de mayo Duque retiró la reforma «para evitar incertidumbre financiera” y su autor, el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, renunció al día siguiente. Pero las movilizaciones continuaron en diferentes ciudades como puntos de resistencia: Cali, Bogotá, Medellín, Pereira, Barranquilla, Manizales, Bucaramanga, entre otros.  Las imágenes de cada localidad parecen una escena de cualquier película revolucionaria o apocalíptica. Entre la masa de ciudadanes comunes «ni de izquierda, ni de derecha: somos el pueblo«, miles de jóvenes de los sectores más vulnerados resisten y se hacen llamar “soldados del pueblo”. Son personas que no tienen ningún tipo de oportunidades y que, incluso, ya perdieron hasta el miedo.

Han aumentado los precios y además hay preocupación frente al bloqueo de camiones que deberían ingresar con insumos médicos y la urgencia de que recolecten la basura. Cali fue declarada “capital de la resistencia”, se encuentra militarizada y no volvieron a tener noches tranquilas.

#SOScolombia

En simultáneo se realizaron movilizaciones de apoyo a las protestas en México, España, Argentina, Francia, entre otros países. Varios presidentes y artistas se unieron al pedido vía redes sociales con el #SOSColombia con el fin de viralizar lo que sucede, debido a que los grandes medios de comunicación colombianos distorsionan la realidad.

Van más de 12 días ejerciendo su derecho a la huelga, la sociedad sigue en las calles. Esto incluye represión por parte de las Fuerzas Nacional, ESMAD y grupos paramilitares. Como maniobra clásica de gobiernos de derecha: invitan al diálogo a ciertos sectores, mientras que militarizan las calles y estigmatizan a quienes se manifiestan pacíficamente de ser “vándalos”, “saqueadores”, “terroristas”, o como afirmó Duque “populismo”.

Colombia se encuentra en plena lucha de clases: La Minga Indígena apoya pacíficamente al pueblo (no utilizan armas de fuego), mientras que camionetas blancas de civiles de la burguesía disparan contra les manifestantes. Además, un  gran número de infiltrados vestidos de civil han sido descubiertos: “tombo sin identificar es paramilitar”. Es decir: agrupaciones de criminales organizados que ven al caos como una oportunidad grande para beneficiarse.

Sin dudas los celulares son la clave para visibilizar lo que pasa a través de las redes sociales. Es por eso que en cada registro que se viralizó se oye la fecha, hora y lugar del hecho. Aunque intenten silenciarlos hay cientos de videos que documentan la vulneración de los derechos humanos.

La ciudad apaga sus luces para no ver sangre

Como si todo eso fuera poco: ”a cierta hora de la noche cuando todos duermen, la ciudad apaga sus luces para no ver sangre”, se lee en los carteles que reflejan una triste realidad. Es por ello que les mismes manifestantes piden que no se movilicen durante la noche. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica el primer caso de desaparición forzada se registró en 1977. Ese día dejó de ser una práctica aislada, para naturalizarse: desde el 28A hasta el 9 de mayo se registraron más de 980 desapariciones según @indepaz.

El país se encuentra bajo la lupa de los organismos internacionales que denuncian los excesos de las fuerzas de seguridad: La Unión Europea, Naciones Unidas, Amnistía Internacional y el hasta el Papa Francisco repudiaron los hechos. En diálogo con Ghina Castrillon Torres, politóloga y maestrante en DDHH afirmó: «Hay que pedirle a la comunidad internacional que vigile el proceso que sucede en Colombia«.  

Los partidos más bien divergentes denuncian en sus redes y a través de comunicados la situación de represión violenta. A su vez, los sectores más altos y los medios de comunicación difunden falsas teorías sobre que los políticos progresistas financian la protesta e incitan al vandalismo. 

Por su parte, Iván Cepeda, senador de la republica, denunció en Twitter: «Cali convertido en laboratorio del terror, policías disparando contra manifestantes, denuncias de violencia sexual, desaparecidos, “civiles” infiltrados por la policía disparando o participando en actos vandálicos: a todo eso algunos lo llaman “fake news”.»

Desde el 28A al momento de escribir este artículo @tembloresorg registró 1956 casos de violencia policial, 40 muertes (quedan dos homicidios por verificar), 1003 detenciones arbitrarias, 12 victimas de violencia sexual, 313 victimas de violencia física, 418 intervenciones violentas en marchas pacificas y 28 victimas de agresiones oculares. El paro continúa y todo es incertidumbre, el pueblo perdió el miedo hace rato. Colombia: no te duermas nunca más, a resistir por una vida digna.

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Contenido provisto por: Sofía Llamedo