En una manifestación sin precedentes, miles de estudiantes, docentes, no docentes y autoridades universitarias se unieron en la Marcha Universitaria Federal para exigir al Gobierno un aumento significativo en el presupuesto destinado a la educación pública. La convocatoria, encabezada por la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Federación Universitaria Argentina (FUA) y la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), marcó un hito en la historia del movimiento estudiantil argentino.

Desde las primeras horas del día, Plaza Houssay se convirtió en el epicentro de la protesta, con una marea humana que clamaba por la defensa de la universidad pública. Con consignas enarboladas y pancartas alzadas, los manifestantes expresaron su preocupación por la falta de recursos que afecta el funcionamiento de las 36 universidades nacionales del país. La movilización, considerada como una muestra contundente de unidad y determinación, atrajo la atención de figuras destacadas de la política y el sindicalismo argentino.

El recorrido hacia el Congreso de la Nación fue liderado por figuras emblemáticas del ámbito universitario, como Ricardo Gelpi, rector de la UBA, y Piera Fernández de Piccoli, presidenta de la FUA, quienes encabezaron la columna principal de la marcha. A lo largo del trayecto, se escucharon discursos influyentes que subrayaron la importancia estratégica de la educación pública para el desarrollo del país.

El acto central, que tuvo lugar en Plaza de Mayo, reunió a una amplia gama de oradores que representaban diferentes sectores de la sociedad. Desde líderes estudiantiles hasta referentes sindicales y políticos, todos convergieron en un mensaje unificado: la necesidad urgente de incrementar el presupuesto destinado a las universidades públicas para garantizar su funcionamiento y acceso equitativo.

La lectura de un comunicado consensuado entre rectores, docentes, no docentes y alumnos fue uno de los momentos más destacados del evento. En este documento, se exigía al Gobierno acciones concretas para revertir la crisis presupuestaria que atraviesa el sistema educativo. La voz de los estudiantes resonó con fuerza, expresando su compromiso con la defensa de una educación inclusiva y de calidad.

El despliegue de un importante dispositivo de seguridad, coordinado por el Ministerio de Seguridad, garantizó el desarrollo pacífico de la manifestación y protegió el derecho de los ciudadanos a expresar sus demandas. Si bien la marcha transcurrió sin incidentes mayores, la presencia policial fue constante, velando por el orden y la seguridad de los participantes.

El respaldo político y sindical a la marcha fue significativo, con la participación de figuras prominentes como Sergio Massa, Axel Kicillof y Martín Lousteau, quienes se sumaron al reclamo por una mayor inversión en educación. La presencia de estos líderes políticos subrayó la trascendencia del movimiento estudiantil y su capacidad para movilizar a la sociedad en torno a una causa común.

En conclusión, la Marcha Universitaria Federal constituyó una poderosa muestra de unidad y determinación en la lucha por la educación pública en Argentina. Más allá de las diferencias políticas y sindicales, estudiantes, docentes y autoridades universitarias demostraron su compromiso con la defensa de un derecho fundamental: el acceso a una educación de calidad para todos.