Científicos fueguinos cuestionaron la idea propuesta de Milei para privatizar el Conicet

El director del centro fueguino también se refirió a la planta de personal del Conicet, y a la comparación con la NASA realizada por el candidato libertario.

Investigadores del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic) con sede en la ciudad de Ushuaia y dependiente del Conicet, cuestionaron la propuesta del candidato presidencial Javier Milei para privatizar o cerrar el principal organismo de desarrollo de la ciencia en el país.

El propio director del Cadic, Gustavo Ferreyra, se manifestó a favor de que la investigación científica permanezca en manos estatales como ocurre «en la mayoría de los países desarrollados».

«Después se puede discutir la eficiencia de las instituciones, pero incluso nuestro país tiene muchos ejemplos de empresas surgidas de universidades o institutos de investigación», opinó Ferreyra.

El director del centro fueguino también se refirió a la planta de personal del Conicet, y a la comparación con la NASA realizada por el candidato libertario.

«Milei criticó que el Conicet tiene 35 mil empleados mientras que la NASA en Estados Unidos tiene 25 mil. Primero que el Conicet tiene 25 mil empleados, de los que 10 mil son investigadores, 11 mil becarios, 2600 técnicos y 1500 administrativos. Pero además la NASA se dedica solo a la investigación espacial», expresó y señaló que «se la podría comparar con la Conae en Argentina (la Comisión Nacional de Actividades Espaciales) que tiene 200 empleados y fabrica satélites y exporta tecnología. A nivel internacional, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas de Francia tiene 32 mil empleados permanentes y 6 mil temporarios».

Según Ferreyra, el Conicet tiene problemas como cualquier organización estatal o privada, pero su sistema de adjudicación de subsidios es «de los más transparentes y tiene un protocolo durísimo comparable con el de países desarrollados. Y por eso los investigadores argentinos son competitivos en el mundo».

«En el Cadic se hacen cientos de investigaciones básicas orientadas al conocimiento futuro que pueden dar nacimiento a nuevas tecnologías», señaló el director de la entidad científica y dijo que «aquí se investiga, por ejemplo, como repoblar de centollas el Canal Beagle para combatir el problema de la sobrepesca. O se investigan los erizos de mar que es un recurso importante como alimento y como producto de la industria farmacéutica o cosmética. También se investigan las algas que limitan la productividad de los bivalvos».

Por su parte, Francisco Zangrando, arqueólogo especializado en el comportamiento del pueblo Yagán, o Yámana, consideró que Milei opina «sin tener un conocimiento sólido sobre la entidad».

«El Conicet produce conocimiento que muchas veces es aplicado luego a la industria», explicó el investigador y afirmó que «a partir del desarrollo de ciencias básicas y aplicadas se produce este conocimiento que luego es tomado a través de patentes o de convenios con entidades privadas, para la aplicación y el desarrollo de medios de producción o mejoras en productos».

Sostuvo que al conocimiento no hay que pensarlo como un producto instantáneo, sino que «se logra mediante un proceso» y sostuvo que «luego hay que generar los medios para ver cómo aplicarlo y eso finalmente llega a la industria, y a la casa de todas las personas».

«Por ejemplo, en Tierra del Fuego el turismo es uno de los pilares de la economía. Y el Cadic genera información sobre ecosistemas, sobre la geología o sobre el pasado humano que luego es tomado por la actividad turística para expandir y divulgar ese conocimiento a mucha gente que nos visita», argumentó Zangrando y afirmó que «lo mismo ocurre con los aportes que se realizan a la industria pesquera, o a la hidrocarburífera. Eso forma parte de nuestra soberanía, que es la soberanía de poder producir nuestro propio conocimiento».

Fernando Santiago, arqueólogo especializado en la arqueología de la estepa fueguina, por su parte, destacó que el Conicet es «el jugador principal en la producción de ciencia en Argentina y en Sudamérica, desde hace casi 60 años».

«Es muy descabellado pensar que se cierre este organismo porque se dejaría al país sin poder generar ciencia propia, sin poder generar el conocimiento básico en todos los tipos de ciencia», aseveró.

Santiago recordó que «hace un tiempo llegó al centro una persona nueva y le pregunté qué estudiaba y me contestó virus. Por dentro pensé qué inútil estudiar virus. Hasta que vino la pandemia y estas personas se transformaron en las más importantes del sistema».

En el Conicet «cada ciencia tiene su comité de expertos. Cada dos años se hacen evaluaciones. Hay una carrera de investigador que exige estar todo el tiempo actualizándose, mejorando y publicando», advirtió el científico.

Sobre los dichos de Milei, valoró que «toda la comunidad científica argentina ha reaccionado y todos están condenando este pensamiento y esta línea de acción que quiere implementar».

El biólogo Adrián Schiavini, experto en ecología y conservación de aves y mamíferos, a su vez, planteó que es «muy difícil responder las declaraciones de Milei tratando de ser educado» y señaló que un posible cierre del Conicet acarrearía consecuencias para la educación, la salud y la investigación.

«Los países desarrollados invierten más que Argentina en investigación y desarrollo. La ciencia no debe estar en manos privadas simplemente porque hay áreas del conocimiento que el sector privado no financiaría», enfatizó.

Según el investigador fueguino, «la idea falsamente libertaria de que si prospera el individuo lo hace la sociedad es, en el fondo, de un darwinismo acérrimo, trasladado a una sociedad donde, por supuesto, los que tienen la panza llena y pueden llegar a fin de mes van a pisotear a los que están abajo».

Fuente: Télam

Fecha de Publicación: 19 agosto, 2023