Con impresoras 3D fabrica barbijos y viseras para alumnos y personal de Salud

El bellavistense Sebastián Romero encontró en la pandemia la manera de ayudar y de hacer crecer su emprendimiento al unísono.

En los últimos años, las impresiones en 3D se desarrollaron de tal forma que hoy se pueden fabricar desde pequeños accesorios domésticos hasta prótesis de bajo costo a través de este sistema. Noticias d se contactó con Sebastián Romero, un emprendedor del rubro en Bella Vista.

Según comentó, Sebastián comenzó su pequeña empresa hace dos años y actualmente cuenta con un taller armado en el segundo piso de su casa, donde tiene más de seis maquinas. En esta línea, debió armar un sistema auxiliar de energía para evitar los cortes de luz que echarían por tierra la producción.

El emprendedor contó que su idea es que en Bella Vista haya un taller donde se puedan lograr producciones como en cualquier taller del país. El suyo está cada día más completo y dijo que necesita capacitar gente para continuar creciendo en sentido a su objetivo.

En su casa tiene muchos objetos de fabricación 3D: desde pequeños instrumentos desmontables para mejorar la funcionalidad de sus máquinas hasta mascarillas y barbijos, que fabricó a raíz de la pandemia.

Sebastián nos mostró cómo fue perfeccionando su trabajo, comenzando con diseños ajenos hasta lograr uno propio. Su principal objetivo es poder generar una empresa bellavistense de este tipo de materiales, siempre y cuando sea rentable su fabricación.

Contó que en el proceso es muy importante tener paciencia: una visera con barbijo puede tardar entre 3 y 5 horas en fabricarse. Si bien logró optimizar el tiempo, muchas veces debió explicar el mecanismo a sus clientes, para que entiendan que no es automático y que cualquier alteración en la fabricación puede llevar a perder el material completo.

Pandemia: oportunidad y ayuda mutua

Al principio de la cuarentena, Sebastián vio la oportunidad de colaborar y de hacer conocidos sus productos y su nombre. Empezó con la fabricación de barbijos para el personal de Salud, que fue donando al Hospital de Bella Vista. Esto le abrió las puertas para recibir una ayuda económica nacional, que le sirvió para invertir en ampliar su taller.

Para él, esta colaboración fue una “ayuda mutua”, ya que donaba estos barbijos a cambio de publicidad y de resaltar su nombre como fabricante de los productos.

Una propuesta para la vuelta a clases presenciales

Hace unos días, Sebastián propuso a través de sus redes sociales llegar a un convenio con las instituciones educativas de la ciudad para fabricar viseras y barbijos para los alumnos y, dependiendo el caso, cobrar solo el 50% del valor o donarlo.

La idea es la misma: que la ayuda sea mutua; que le sirva a los chicos tener cada uno su barbijo y que sus productos se conozcan.

Además, los materiales tendrían especificaciones para evitar hurtos o que circulen en un mercado ilegal, como por ejemplo diferenciarlos por colores, por nombres, por escuelas, entre otros.

Contenido provisto por: Fernando Solis Rinas
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