El proyecto lo llevan a cabo hace 3 años en Bella Vista, pero ya lo hacían hace tiempo en otra ciudad. «Queríamos independencia laboral. Entonces, unimos nuestras dos profesiones y arrancamos», comentaron.

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La producción se realiza por la madrugada. Contaron que lo hacen para generar una producción sin tanta levadura. Por la mañana, terminan de cocinar lo restante para repartir por la tarde. Del proceso participan cuatro personas: Julio, el panadero; Yoli, la pastelera; un ayudante y un repartidor.

«Primero que nada la elaboración artesanal, la materia prima seleccionada y que no usamos ningún tipo de colorantes ni conservante. También, cabe destacar que se elabora y cocina todo el mismo día sin tener nada frisado ni refrigerado. Tampoco se vende productos sobrantes del día anterior. En el caso de una mala venta diaria o productos sin vender, se dona a comedores o merendero. También, tenemos familias de bajo recursos que pasan a ultima hora para llevar sin cargo los productos que quedan», explicaron Yoli y Julio.

Dificultades y miradas al futuro

Por otro lado, dijeron que no fue fácil montar el negocio ya que al llegar a la ciudad no contaban con los elementos para comenzar. Sumado a eso, fueron estafados por una maderera, donde habían invertido mucho dinero para la construcción de su lugar de trabajo.

En cuanto a los clientes, afirmaron que cuentan con todo tipo, pero no hacen diferencia entre ellos. «Si bien hay altibajos en las ventas por la situación del país, el rubro se mantiene estable», expresaron.

Para finalizar, Yoli y Julio comentaron que siempre están tratando de innovar en la oferta. «La elaboración en panadería y pastelería es muy amplia. La idea principal es innovar en productos regionales y no tan regionales», dijeron y recomendaron las tortitas de maíz, un bocadillo que se elabora mucho en semana santa.