Preocupación y el desánimo: el aumento de contagios visto desde adentro

El director del hospital El Carmen, Oscar Boiero, explicó cómo vive la pandemia en Mendoza.

Oscar Boiero es el director del hospital El Carmen. En los más de 150 días de pandemia, el médico ha pasado gran parte de sus horas dentro del nosocomio. Hace unos meses era uno de los tantos que aplaudía la salida de cada paciente de terapia intensiva, se mostraba feliz cuando esta quedaba desocupada. Hoy se lo ve preocupado.

Mientras Mendoza se debate por volver o no a la Fase 1, con todas las consecuencias económicas y sanitarias sobre la mesa, Boiero mira desde su oficina la carpa que se instaló frente al hospital y que funcionará a modo de guardia.

Ya se había pensado hace meses instalarla, pero no se había hecho porque no hacía falta. Hoy sí. El aumento de contagios obligó a que el hospital El Carmen la tuviese que colocar.

Boiero la recorre con la mirada. A pie, transita los pasillos. Habla con el resto de los médicos. Todos tienen la misma expresión. El profesional lo admite: “Estoy preocupado”.

No es para menos. En los dos primeros días de septiembre Mendoza sumó más de 1.100 casos. El total supera los 8.000 y de ellos, unos 1.400 fueron positivos diagnosticados en El Carmen. Y puede que la curva siga subiendo.

A diferencia otros hospitales, El Carmen no registró entre sus médicos y enfermemos casos positivos de coronavirus.

Eso posibilitó que cada dos camas siga habiendo un enfermero y cada seis, un médico. Igual no alcanza. Todos están extenuados física y psicológicamente.

El hospital hace varios días que está con ocupaciones muy elevadas. Tiene ocupaciones que supera el 90%”, explica Boiero.

Todos los días hay una ingeniería de pacientes y traslados. Como el hospital pertenece a la Obra Social de Empleados Públicos (OSEP), pueden hacer traslados a otros efectores sanitarios.

Preocupación y desánimo

Boiero está preocupado por la situación actual. No es el único.

“Yo tengo la obligación de continuar, por ahí me desanimo y me dan ganas de mandarlos a donde no debiera”, admite casi riendo, casi con tristeza.

“Tengo la obligación de insistir porque los procedimientos que son tan simples funcionan. Es posible no contagiarse”, señala casi con resignación y menciona los procedimientos: usar tapaboca, guardar distancia, lavarse las manos.

Cosas tan simples que todos pueden hacer pero que algunos no hacen y la pelea contra el virus parece perderse.

“No estoy desanimado. Creo que a esta altura estoy preocupado. Todo el equipo está preocupado, pero con resto. Uno nunca sabe la fortaleza que tiene hasta que se le exige”, señala, mostrando orgullo por su equipo.

La situación de El Carmen es la misma que se vive en otros hospitales de Mendoza. Los médicos aseguran estar cansados, pero no se rinden. Son la primera línea de batalla, pero también la última e insisten en que el cuidado depende principalmente de cada uno.

Contenido provisto por: Daniel Calivares