Comisaría Séptima: su oscura historia mencionada en el Nunca Más

La comisaría Séptima de Godoy Cruz es mencionada varias veces en el famoso informe de la CONADEP. Los testimonios.

La Comisaría Séptima de Godoy Cruz, ubicada hasta hace muy poco frente a la plaza departamental, es dueña de uno de los capítulos más oscuros de la última dictadura militar y como tal, tiene su sitio en las lúgubres páginas del informe de la CONADEP: Nunca Más.

Gritos y llantos provenientes de torturas en los calabozos de la comisaría Séptima son una constante en los expedientes judiciales que se refieren a secuestros y desapariciones en la última dictadura militar.

Según el informe de la CONADEP, la comisaría funcionó como lugar de tránsito aunque en algunos casos también fue el último lugar en el que se vio a algunas personas con vida, como el caso del actor Rubén Bravo, una de las tantas víctimas de la última dictadura militar.

Testimonios

«Fui secuestrado en mi domicilio el 15 de octubre. Después de ser vendado y maniatado me introdujeron en un vehículo y me trasladaron al D-2, donde me torturaron con ‘teléfono’ y también me golpearon con un arma. Durante el día que estuve en dicho lugar no me dieron agua ni comida. Al día siguiente me llevaron a la Seccional 7ª de Godoy Cruz. Allí me quitaron las vendas. El lunes 18 por la noche, me sacaron del calabozo junto a otros detenidos y me aplicaron picana eléctrica y submarino. Estas sesiones duraban una hora y media, durante la cual nos colocaban vendas en los ojos», explicó Francisco Amaya, a los investigadores de la CONADEP.

«Fui detenido por personal de la Policía de la Provincia de Mendoza el 15 de octubre de 1976 en la vía pública. Vendado y maniatado me trasladaron a la Seccional 25ª de Guaymallén, también conocida como Grupo Motorizado. En ese lugar había muchos detenidos. Durante el día que permanecí allí fui brutalmente torturado y golpeado. Todos los que estábamos detenidos fuimos golpeados en forma similar. Ese mismo día, vendado y maniatado, me introdujeron en la parte posterior de un coche patrullero, agachado hacia adelante, y me trasladaron a la Seccional 7ª de Godoy Cruz. Me di cuenta que era ese sitio por la iluminación de la plaza que está enfrente, los ruidos del tránsito y porque escuché la música del órgano de la Iglesia. Allí pude ver que había varios detenidos, todos con vendas que les cubrían la vista. Todos habían estado detenidos en el D-2 de la Policía de la Provincia», relató Luis Matías Moretti.

Hay un tercer testimonio y es justamente el que ubica a Bravo en esa comisaría.

«El 15 de octubre de 1976 me detuvo personal de la Policía provincial en la estación terminal de ómnibus de Mendoza. Sin vendarme ni maniatarme, me llevaron a la Seccional 7ª de Godoy Cruz, donde me alojaron en un calabozo. Allí fui interrogado con la aplicación de picana eléctrica durante tres días seguidos. El 21 de octubre me trasladaron a otra parte de la Seccional, donde me mostraron a Juan Humberto Rubén Bravo quien estaba custodiado por dos guardias. Cinco días después fui trasladado al Penal de Mendoza donde me legalizaron», manifestó Pablo Seydell, quien también declaró en los juicios de lesa humanidad.

Un recuerdo para no olvidar

El viejo edificio de la comisaría Séptima está ubicado al lado de la iglesia San Vicente Ferrer. No hace mucho se mudó a otro sitio, lejos de los recuerdos de las torturas que allí se aplicaron.

Durante años también albergó a un museo policial que también dejó de estar en el lugar.

En su ingreso y en la vereda, dos placas recuerdan que allí funcionó un centro clandestino de detención. Uno de los tantos que hubo en Mendoza y sobre los que muchos callaron, incluso hasta hoy.

Contenido provisto por: Daniel Calivares