El Loco Julio: un hincha que se convirtió en emblema

La historiadora Fabiana Mastrangelo compartió con Noticias d diferentes recuerdos del célebre vecino.

Julio Roque Pérez o el “Loco Julio” -como se lo conocía- falleció ayer a los 80 años. Había nacido el 10 de febrero de 1940 en Ingeniero Giagnoni, en el departamento de Junín, y Godoy Cruz fue su ciudad por adopción.

Antes de residir en el instituto geriátrico donde terminó sus días, vivía a la vuelta del Club Godoy Cruz Antonio Tomba. Cotidianamente se lo veía, en el horario de la siesta, cuidando coches en la calle Lavalle frente a la iglesia San Vicente Ferrer.

A ese lugar, lo fue a buscar la historiadora Fabiana Mastrangelo, presidenta de la Junta de Estudios Históricos Filial Godoy Cruz, en el 2016 para hacerle una entrevista.

Allí, en un banco de la Plaza Departamental, hablaron sobre la vida y su amor por el Tomba. En diálogo con Noticias d, Mastrangelo contó algunos detalles de aquella charla.

La vida de un personaje real

A los 12 años Julio decidió vivir solo, cuando falleció su abuelo, con quien residía. “Siempre viví solo y voy a morir solo”, decía convencido de haber elegido este estilo de vida y sin ningún tipo de reclamos a su destino.

En los primeros tiempos de su adolescencia transcurría sus días como un “chico de la calle” en Godoy Cruz. En esos años comenzó su amor por el Tomba. 

Luego vivió por unos años en Maipú, en la casa de una hermana. En 1963 volvió a Godoy Cruz, definitivamente, porque consiguió un trabajo en la Municipalidad como barrendero. Durante 40 años cumplió esta labor hasta su jubilación.

El hincha N°1

Cuenta el relato popular -confirmado por su protagonista- que ganó la lotería de San Juan y donó el dinero para construir una tribuna y parte de las luces de la cancha del Tomba

En un artículo del periodista Rodrigo Cuello se lee: “Ni demente ni chiflado, el Loco Julio es el hincha Nro. 1 de Godoy Cruz” (11 de octubre de 2013). Así fue, tenía claridad sobre cuál era el sentido de su vida: el triunfo del Tomba y acompañarlo a todas las canchas donde jugaba.

“Yo me hice hincha de Godoy Cruz desde que era chico y viajo con la hinchada por Buenos Aires, Mar del Plata, Corrientes, Chile…”, contaba Julio y, si bien hacía una defensa a ultranza de su equipo, también lo querían los hinchas de otros clubes.

Los reconocimientos

Los godoicruceños lo han reconocido y le han realizado homenajes en vida. Su nombre está grabado en espacios públicos del departamento como en el bulevar “Julio Roque Pérez, Loco Julio” frente al Club Godoy Cruz, en la calle Balcarce. Este fue inaugurado el 27 de noviembre de 2013 por su protagonista y por el exintendente Alfredo Cornejo.

También una pintura de este referente popular adorna el espacio junto al cartel municipal y cruzando la calle, en el ingreso al Club, hay una estatua de cuerpo entero como “Monumento al hincha”.

Además, han colocado una placa recordatoria frente a la Plaza Godoy Cruz, en la calle Colón, en la pared contigua al restaurante La Parrala. Y hasta han estampado remeras deportivas con su imagen.

Incluso algunos padres de simpatizantes adolescentes del Tomba solían llevarlo a la fiesta de 15 de sus hijas como el invitado sorpresa. “Sus palabras denotaban emoción y alegría al relatar sus encuentros con los hinchas”, manifestó la magíster.

“Una buena fecha eligió el querido Julio para partir de este mundo. El 12 de mayo, un día después del aniversario de creación del departamento de Godoy Cruz, la ciudad que lo adoptó y donde encontró a “su familia” como él llamaba al Club Godoy Cruz Antonio Tomba.

“En aquella entrevista del 2016, pude comprobar lo que había detrás de la leyenda popular: un ser humano simple, sincero, desinteresado por lo material, querible y, esencialmente, un apasionado por el equipo de fútbol tombino”, expresó Mastrangelo.

Contenido provisto por: Julieta Gulino