Bodega Filippini: la historia de un edificio que trasciende el tiempo

El espacio se erige en Godoy Cruz y sobrevive a pesar de los años que lleva cerrada.

Sacheri, en uno de sus cuentos, le echa la culpa al tiempo que no se mantiene quieto. Pero hay ciertas zonas a las que el paso de los años parece afectar solamente a los alrededores. Uno de ellos es la bodega Filippini.

Ubicada en Rawson y Alberti, la bodega Filippini lleva varias décadas abandonada. Durante años se habló de un proyecto residencial en la zona pero no prosperó. En cambio, alrededor de ella, el paisaje fue cambiando a modo de barrios y rotondas.

Inaugurada por el italiano Luis Filippini y conducida también por su hijo Andrés, la bodega fue una de las pioneras a la hora de elaborar champagne, nombre que ha cambiado por el de espumoso en la actualidad y borgoña, con su marca Cepas del Valle, una de las más famosas.

Sin embargo, las sucesivas crisis hicieron que la bodega quebrara en 1979, dejando los dos edificios que tenía abandonados. Ambos en Godoy Cruz.

Uno de ellos se ubicaba en Baigorria y Morales. Tras varios años de denuncias por usurpaciones, en 2012 la comuna pudo finalmente llegar a un acuerdo con los dueños del edificio y derrumbarlo.

El otro, en Rawson y Barcala, sobrevive al tiempo y con los años se fue convirtiendo en un ejemplo del pasado y en un lienzo para sucesivos homenajes.

De hecho, estos homenajes son los que han servido para mantener su estructura un museo al aire libre a través de pinturas en recuerdo de Mario Mátar o de Quino y su eterna Mafalda.

Contenido provisto por: Daniel Calivares