Una bodega de 1880 con atractivo turístico en pleno centro godoicruceño

Desde hace más de 20 años, la bodega CARO se reinventó para preservar un patrimonio provincial y atraer a turistas y expertos de todo el mundo.

La bodega CARO de Godoy Cruz es uno de los patrimonios arquitectónicos de la provincia que, luego de ser rescatada en 1999 y reparada, se ha vuelto uno de los atractivos del enoturismo mendocino por sus vinos, gastronomía, espacio de arte y arquitectura.

Es popularmente conocida como bodega Escorihuela por su fundador Miguel Escorihuela, el bodeguero que la construyó a partir de 1884 sobre la calle Presidente Alvear 151 y que se encuentra a pasos de la avenida San Martín Sur.

Este histórico espacio fue construido en una época donde la sociedad argentina comenzaba a recibir a inmigrantes italianos y españoles que eran beneficiados con políticas que apoyaban la vitivinicultura y la incorporación de una línea ferroviaria entre Mendoza y Buenos Aires, permitiendo delinear un nuevo modelo productivo que apostaba a la elaboración de vino a granel.

El edificio está compuesto por siete naves de producción y cavas subterráneas en forma de bóvedas de cañón corrido. Las paredes anchas de piedra y ladrillo albergaban tanques de fermentación de más de 300 mil litros. Además de una antigua pileta de fermentación construida en 1895.

Por fuera, la bodega -de inspiración neo-romana y española- es visualmente muy impactante. Sus altas paredes de ladrillo y argamasa, con sus molduras y rosetones en los remates forman hoy parte de la identidad godoicruceña.

Luego de cerrarse en los años 70 debido a la crisis vitivinícola, en 1999 nace la idea de una sociedad entre Domaines Barons de Rothschild (Lafite) y la familia Catena. El entusiasmo que surge en torno a esta idea se plasma rápidamente en un proyecto: producir un vino único a partir de la unión de dos culturas, francesa y argentina, dos cepas, Malbec y Cabernet Sauvignon, y de la mano experta de ambas casas.

La familia Catena, con tres generaciones dedicadas a la vinicultura, recurrió a sus conocimientos de los terroirs en altura de Mendoza y también a su pasión por la cepa Malbec para encontrar los mejores viñedos.

Por su parte, DBR (Lafite) aportó su manejo más que centenario del Cabernet Sauvignon, además del arte de producir grandes vinos mediante el ensamblaje de diversas cepas.

Los intercambios y las labores de selección iniciados a partir del año 1999 dieron vida en 2000 a una primera cosecha de CARO. El éxito obtenido por las primeras cosechas llevó a la concepción en 2003 de un nuevo vino: Amancaya, que, al igual a su antecesor, presenta una sutil armonía entre la identidad argentina y su estilo bordelés. Por otra parte, Bodegas CARO ha querido rendir homenaje a la cepa emblemática de la vitivinicultura argentina a través de un vino 100% Malbec, Aruma, producido a partir de la cosecha 2010.

Desde la cosecha 2003, las instalaciones de Bodegas CARO en el corazón de Mendoza acogen los vinos y hacen las veces de piedra angular del proyecto CARO. El toque final del proyecto fue la renovación del edificio histórico y de los jardines, en el marco de la cual se amplió y se abrió la bodega para permitir su acceso desde el exterior.

Actualmente, es uno de los espacios mendocinos más utilizados para conocer la historia del vino, realizar degustaciones, acceder a una buena gastronomía y encontrar rincones dedicados al arte local e internacional.

Contenido provisto por: Emilia Agüero