El superador mensaje del Monito Villegas tras ganar el torneo más importante de su vida

El arquero del Cruzado superó un cáncer que lo alejó de las canchas y, con mucho orgullo, retomó los entrenamientos.

Tan solo 22 años tiene Ezequiel Villegas, el joven arquero del Deportivo Maipú, que en los últimos días celebró felizmente su última sesión de quimioterapia.

El futbolista se formó en la cantera del Tomba y luego experimentó en clubes de España, formando parte del Málaga y El Palo FC. Tiempo después retornó al país y se sumó al plantel del Botellero, en el Federal A.

El maipucino compartió su historia de vida con Noticias d y dejó un mensaje de superación y fortaleza.

—¿Cómo supiste de tu enfermedad?
—Fue en una charla con mis compañeros. Les comenté que tenía algo en un testículo hacía un tiempo y ellos me dijeron que me vaya a hacer ver. Pedí una consulta a un urólogo y ya cuando me revisaron me dijeron que había muchas probabilidades de que sea un tumor.
El médico me pidió unos estudios de sangre y una ecografía y a medida que me los hacía las probabilidades aumentaban.

—¿Cuándo sucedió todo esto?
—El 11 de diciembre de 2019 ya con todos los estudios en mano, fui al doctor y me dijo que era un cáncer testicular y que tenía que ir a cirugía.
Tuve la suerte de que al otro día había lugar en el quirófano, así que me operaron rápido. Hice una recuperación de 15 días y el 28 de diciembre me dieron el alta.

—¿Por qué no fue ese el fin de la historia?
—Porque el 3 de enero me presenté a la pretemporada con el Federal, normal, sin ningún problema, y al pasar las dos semanas empecé a sentir un dolor muy fuerte en la espalda y en el estómago.
Fui de nuevo al doctor y me pidió análisis de sangre y una tomografía. Tuve que dejar de entrenar, porque no aguantaba más el dolor y mis compañeros me dijeron que no fuera porque no me podían ver sufrir así.
Cuando me hice los estudios apareció que el cáncer me había tomado toda la parte del abdomen y me estaba empezando a tomar el tórax.

—¿Qué vino después?
—Me derivaron al Hospital Central para que junto a una oncóloga de allí empezara el tratamiento de quimioterapia, que duró 6 meses.
Al principio estaba muy nervioso porque no sabía de qué se trataba todo. Sufrí mucho las primeras semanas de la quimio, porque fueron medicamentos muy fuertes, pero a medida que fueron pasando, me fui sintiendo mucho mejor y el dolor fue disminuyendo hasta que no lo tuve más.

—Ahora contanos la parte más feliz
—Ya hace dos semanas terminé el tratamiento y la semana que viene me entregan el último estudio para ver cómo está todo, pero los doctores están muy seguros de que ya no hay nada.

—Mucha gente está atravesando lo mismo que vos o siente miedo de consultar a un médico, ¿qué les dirías?
—Que es una etapa en dónde la única manera de salir es confiando en Dios y lucharla, porque no sirve de nada bajonearse y no querer hacer el tratamiento.
Hoy en día la salud está muy avanzada y no hay enfermedad que no se pueda tratar. También tuve personas en mi camino, como mis amigos y compañeros del club, que desde el primer día me dieron todo su apoyo y eso me ayudó también a salir; ver a tanta a gente hablándome y orando para que todo saliera bien.

—¿De quiénes te acordás ahora que ya pasó lo peor?
—Agradezco todos los días a Dios por tener una familia que desde el primer día me apoyó y estuvo conmigo en cada momento. Apenas empezó todo esto yo no le veía salida y pensé que nunca iba a volver a una cancha.
Hoy en día estoy volviendo a salir a correr y a volver a sentir el cansancio por hacer actividad física y no por estar cansado por los medicamentos. 
Y al Club Maipú le agradezco también su ayuda económica, para poder comprarme las vitaminas y medicamentos que necesitaba.

—Que todos hayamos pasado estos meses confinados en casa debe haberte ayudado a no padecer tanto el reposo
—Sí, la cuarentena me ayudó a no sentirme tan mal, por ver a mis compañeros estar entrenando y yo no poder hacerlo. O ver a mis amigos juntarse y yo no poder ir.

—En las peores dificultades de la vida existe nuestro tesoro de evolución como seres humanos. Seguramente ahora lo sabés bien
—Sí, todo esto cambió mi forma de pensar sobre la vida. Antes siempre decía «mañana lo hago», cuando lo podía hacer en ese momento. Llegar a un extremo de sentir que las cosas que no hice en su momento no las iba a poder hacer más, fue muy fuerte.
Ahora disfruto cada momento con mi familia y amigos. Por eso, a todos los que me han hablado de que están pasando por lo mismo o que me preguntan cómo empezó todo, les recomiendo hacerse un control cada 6 meses. Porque está enfermedad, agarrada a tiempo te ahorra muchas cosas.

—¿En qué cambió tu forma de entender la vida?
—Desde que me pasó esto me propuse metas a corto plazo, así disfruto más del viaje, y no cómo hacía antes con metas a largo plazo, que al final me amargaban mucho y no disfrutaba las pequeñas cosas.
Cuando no pude hacer cosas simples del día a día me dí cuenta lo mucho que me hacían feliz y antes no lo veía.

Contenido provisto por: Lorena Sidoti