Producir, usar, reciclar. El concepto de economía circular gana terreno en el mundo, con el cuidado del medioambiente como eje principal. La idea es cambiar el paradigma de producir, consumir y desechar, que genera toneladas de desperdicios que afectan al medioambiente y, por ende, a nuestras vidas y a nuestro futuro.

La economía circular aparece como una solución virtuosa en la que los residuos pueden ser utilizados como recursos para nuevas producciones. De esta manera, se reducen los desechos y se extraen menos bienes naturales del planeta.

En el caso de Argentina, según estimaciones oficiales se genera un promedio de 45.000 toneladas diarias de basura; en otras palabras, se acumulan mil kilos cada dos segundos. No hace falta ser un especialista para advertir que esto provoca grandes daños en el ambiente.

¿Qué se hace al respecto de la economía circular?

En nuestro país avanza un plan nacional, provincial y municipal a través del cual se provee de maquinaria e insumos para el cierre de basurales y la construcción de centros socioambientales que permitan un tratamiento diferenciado y eficiente de los residuos. En paralelo, se llevan a cabo campañas de educación y de concientización en los diferentes municipios y provincias del país.

Las y los recuperadores urbanos son el eslabón principal en la cadena de la economía circular. Muchas cooperativas de recicladores y recicladoras se ocupan de detectar, recolectar y procesar el material reciclable para devolverlos como insumos para la producción.

Las empresas tienen una cuota de responsabilidad enorme. Para que la economía circular se masifique y tenga un impacto real, se promueve que cada compañía prolongue la vida útil de sus productos, utilice suministros circulares, diseñe un plan de recuperación de sus residuos, entre otras tantas iniciativas posibles.

¿Qué se puede hacer desde casa?

Para facilitar la tarea de las y los recicladores, desde cada hogar se pueden tomar pequeñas acciones que pueden marcar la diferencia. Básicamente, hay tres puntos centrales desde los cuales aportar:

Separar. En una bolsa de residuos paralela, se puede diferenciar y separar los residuos que pueden reciclarse (cartón, plástico o vidrio) de aquellos que no se pueden recuperar. Hay que asegurarse de que los mismos lleguen lo más limpios posibles.

Reducir, rechazar, reutilizar, reparar y reciclar. Modificando pequeños hábitos cotidianos podemos generar un impacto ambiental positivo.

Compostar. El compostaje permite reutilizar los residuos orgánicos, reduciendo aún más el volumen de desechos que producimos diariamente.

Cada vez son más los municipios que colaboran con este tipo de iniciativas y los «puntos verdes» proliferan en las plazas. Allí, se pueden acercar los residuos reciclables y depositarlos en los distintos recipientes, según corresponda.

La economía circular en el mundo

Organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas plantean la necesidad de adoptar un nuevo modelo económico, basado en la economía circular. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el incremento de residuos, de contaminación y el efecto invernadero son consecuencias directas del clásico esquema de producir, consumir y desechar.

En ese sentido, los objetivos que se plantean abarcan dos grandes planos: el técnico y el biológico. En el ciclo técnico, la idea es que los materiales y productos fabricados permanezcan en uso el mayor tiempo posible. De este modo, el valor se crea mediante el intercambio, el mantenimiento, la reutilización y el reciclaje.

Por otro lado, en el ciclo biológico, después de haber pasado por múltiples usos, el objetivo es que los materiales regresen a la naturaleza de forma segura, devolviendo así los nutrientes a la tierra y a los ecosistemas naturales.

Las grandes empresas y corporaciones comenzaron a aggiornarse al nuevo concepto a partir de acuerdos internacionales que adoptan los gobiernos y han comenzado a producir teniendo en cuenta estos conceptos.

Por qué ir hacia una economía circular

Algunos estudios sugieren que la transición a una economía circular podría generar un beneficio económico neto de 1,8 billones de euros para Europa en 2030, y un valor anual de aproximadamente 624.000 millones de dólares en la India para el año 2050.

Estudios recientes en América Latina y el Caribe también indican que la adopción de la economía circular podría crear un incremento neto de 4,8 millones de puestos de trabajo en la región.

En la actualidad, China y Europa son los líderes mundiales en la transición hacia la circularidad pues el desarrollo de sus estrategias de circularidad internas y externas influye en el resto del mundo. Asimismo, la mayoría de los países de la región de América Latina y el Caribe han adoptado una o más medidas clave de economía circular.