Después de tomar juramento y recibir los atributos presidenciales, Alberto Fernández se dirigió a la Asamblea Legislativa en su primer discurso como Presidente de la Nación.

En compañía de la vicepresidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, Alberto habló de los objetivos principales que proyecta para su gestión y estableció los pilares desde los que partirá.

«Es tiempo de comenzar por los últimos, para después poder llegar a todos: este es el espíritu que hoy inauguramos. Los convoco sin distinciones a poner a la Argentina de pie, que comienza a caminar, con desarrollo y justicia social», expresó el Presidente en cadena nacional.

Fernández dijo que hay que priorizar una «ética de las prioridades y la emergencia», porque «sin pan la vida sólo se padece, y no hay democracia ni libertad. Por eso, la primera reunión consistirá en el Plan de Argentina contra el Hambre, para poner fin a este presente penoso», indicó en su discurso.

El Presidente aseguró que se ha llegado a la actual situación porque se «han aplicado muy malas políticas económicas», y que «esa serie de decisiones fueron determinantes para que el pueblo argentino en su mayoría las descalificara en las últimas elecciones».

Por otra parte, Fernández aseveró que el proyecto de presupuesto debe ser «propio» y «no dictado desde afuera», y que por ese motivo recién podrá ser posible tenerlo «luego de la renegociación de la deuda y de poner en práctica medidas económicas sociales y de la economía real».

Alberto sostuvo también que «para poner a la Argentina de pie el proyecto debe ser nuestro, y no de remanidas recetas que ya han fracasado», y propuso «dar consistencia económica y social a nuestra economía».

Además, confirmó que restituirá el Ministerio de Salud, basado en «la calidad, el acceso y el talento humano». Tal como lo indicó en el discurso, arbitrará «las medidas pertinentes para que nuestros hijos sean vacunados en tiempo y forma, y para que los remedios lleguen a los abuelos de menos ingresos«.

Fernández se comprometió a poner en marcha una «reactivación de obras públicas en todo el país», y a «garantizar la absoluta transparencia en la administración de los recursos destinados» a ese plan.

Por otra parte, dijo que «seguimos apostando a una América Latina unida» en un «mundo complejo, donde han crecido los movimientos autoritarios y golpes de Estado», y aseguró que «en cualquier escenario la Argentina levantará alto sus principios, basados en la paz y la defensa de los derechos humanos».

El Presidente reiteró también su reclamo por la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, al señalar que «no hay más lugar para colonialismos en el Siglo XXI«, y anunció que convocará a un consejo donde tengan participación «todas las fuerzas políticas, la provincia de Tierra del Fuego, representantes del mundo académico y de los ex combatientes» para el «diseño de las estrategias» a fin de llevar adelante «el reclamo, más allá de los calendarios electorales».

Respecto a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Fernández dijo que decidió que sea intervenida y reestructurada. Anunció que dispondrá «la derogación del decreto 656 que significó el secreto de los fondos de inteligencia, que fue un lamentable retroceso institucional; esos fondos no solo dejarán de ser secretos sino que irán al Plan contra el Hambre en la Argentina«.

También aseguró que «debemos escapar de la lógica del gatillo fácil y de justificar las muertes por la espalda», al anunciar que enviará al Parlamento un proyecto para «evitar los péndulos peligrosos» en materia de política de seguridad ante los cambios de gobierno.

Así mismo, Alberto anunció «un contundente Nunca Más» a «una justicia que decide y persigue según los vientos políticos del poder de turno» y usa su poder para «saldar discusiones políticas» y «judicializar disensos para eliminar al mandatario de turno», en medio de aplausos y ovaciones de parte de los legisladores, que se pusieron de pie para celebrar esa declaración.

Además, Fernández anunció que convocará a las empresas de medios de comunicación para «reorientar» la pauta oficial, con el objetivo de «publicar en los medios herramientas pedagógicas» y «mejorar la calidad educativa», al tiempo que informó que «no habrá más pauta» para programas individuales.

Más tarde, el Presidente aseguró que «Ni una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la República», y que «es el deber del Estado reducir drásticamente la violencia hacia las mujeres hasta su total erradicación», a la vez que se comprometió a ponerle fin a la «discriminación» por etnia, orientación sexual y religión tras afirmar que «abrazaremos a todos los que sean discriminados».

Fernández agregó que «quisiera que seamos recordados por haber podido superar el hambre, por haber sido capaces de superar la lógica perversa de una economía alrededor de la codicia y la especulación, y haber reconstruido un acuerdo estratégico para el desarrollo».

Finalmente, el Presidente de la Nación se dirigió al pueblo argentino y aseguró que: «Quiero ser el presidente del diálogo y convocarlos a que si alguna vez sienten que me desvío del compromiso asumido salgan a la calle y me lo recuerden».

Fernández agradeció además la «visión estratégica de mi querida amiga Cristina Fernández«, y a «Néstor Kirchner», que le «permitió participar» de su proyecto político, al tiempo que también recordó a sus padres y al jurista Esteban Righi, durante su intervención en la Asamblea Legislativa.

Alberto cerró su primer discurso no sin antes recordar a la memoria del ex Presidente Néstor Kirchner y su convocatoria en 2003 para ser jefe de Gabinete de un gobierno, que le «permitió participar de la maravillosa aventura de sacar a la Argentina de la frustración».

Fuente: Télam