Marcos Ferrer: «Ser Intendente es un trabajo en equipo y uno no llega solo a ningún lado»

El jefe comunal de Río Tercero atiente la crisis sanitaria y económica a 11 meses de asumir, pero también la herida histórica local, a 25 años de la voladura de la fábrica militar.

Se dice que los números redondos en los aniversarios pegan más fuerte. Para Río Tercero este 2020 será singular no solo por la pandemia, sino porque se cumplieron 25 años de la voladura de la Fábrica Militar de la localidad cordobesa. A 11 meses de asumir la Intendencia -ocho con el coronavirus-, el joven jefe comunal Marcos Ferrer avanza con energía y fortaleza en la gestión a pesar de las dificultades. Atiende la crisis sanitaria y los efectos económicos, pero también la herida histórica de todos los vecinos.

El Covid 19 dejó hasta el momento 63 fallecidos en la ciudad y hay 605 casos activos, sobre un total de 2.497. El propio Ferrer estuvo en aislamiento por contacto estrecho y su hisopado dio negativo. Río Tercero estuvo varios meses sin presentar casos hasta que comenzaron a multiplicarse. «Estamos notando que la curva de casos está estabilizada, con tendencia a la baja. Tenemos mucho más alta la negatividad y contamos con una positividad por debajo del 30%, por lo que hay una notoria baja en los últimos días», explicó.

Tener los contagios bajo control permitió al Intendente realizar los actos recordatorios con fuerza. Poco antes del 3 de noviembre -día en que se cumplieron 25 años desde las detonaciones intencionales que dejaron 300 heridos, siete muertos e infinidad de destrozos– la Justicia puso al 24 de febrero de 2021 como la fecha inicial del juicio oral que tiene al ex presidente Carlos Menem como único imputado. Se intentará demostrar que es el presunto «autor mediato» de estrago doloso agravado por la explosión, para encubrir la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia.

Los 38 años de Ferrer no le impiden tener una memoria muy activa sobre el tema y no le tembló el pulso a la hora de declarar «persona no grata» de la ciudad al ex Presidente, al considerarlo «responsable de los hechos». En diálogo con Noticias d, recordó: «Yo tenía 13 años en aquel momento e iba a la escuela a 200 metros de la fábrica». En el acto que realizó en la localidad, citó a la reconocida activista local Ana Gritti: «El tiempo no cierra ninguna herida. Lo único que hace es acostumbrarnos a vivir con la ausencia, pero las heridas no se cierran nunca».

Y agregó: «Si bien iba a la tarde, todos mis compañeros vivían en ese barrio. Muchos perdieron la casa, a algunos se les quemó, nos perdimos de vista durante varios días, no sabía dónde estaba cada uno de ellos dado que habían salido para distintos lugares, o ni siquiera sabía si estaban vivos. No se tenía dimensión de lo grave que era«.

El Intendente analizó: «Las secuelas psicológicas que le quedaron a toda la ciudad fueron enormes. Años siguientes recuerdo que en Río Tercero no se tiraban fuegos artificiales ni nada porque cada explosión generaba un malestar. Incluso, cuando se cerraba una puerta fuerte ya se ponían mal porque todos estaban muy sobresaltados por lo que habían vivido».

Las explosiones provocaron un profundo daño en la ciudad. Desde el punto de vista económico, el daño es incalculable. El crecimiento y desarrollo de la ciudad se vio afectado y desde el municipio reclaman una reparación histórica. «Sabemos que las autoridades de hoy nada tienen que ver con las de aquel momento, pero entendemos también que hay una continuidad y que la reparación se la tenemos que reclamar al Estado Nacional. Pedimos la creación de una Universidad porque consideramos que puede significar un gran aporte ante la matriz económica de Río Tercero, a recuperar el crecimiento que en aquel momento se perdió», planteó Ferrer.

Si bien los reclamos son indeclinables, Ferrer no se hace demasiadas expectativas. «Durante años, hubo chicaneadas judiciales que hicieron que el juicio se demore, siempre por razones de tiempo, salud. Ahora, con una pandemia de por medio y con la edad que tiene el expresidente, lo más probable es que seguramente aparezca alguna chicaneada a último momento. Por suerte, a pesar del paso del tiempo se ha elevado la causa a juicio, se fijó en las audiencias lo que de alguna manera nos deja tranquilos: que el pensamiento colectivo de Río Tercero no estaba tan equivocado. Al menos en nuestro registro de la verdad quedará claro quiénes son los responsables y qué hicieron«, analizó.

Gestión en la pandemia

El municipio hizo un estricto control de la situación, con foco en los contactos estrechos. Realizó un monitoreo de los casos positivos a través de videollamadas que debían responder dos o tres veces por día, con el fin de verificar que los aislados se encontraban en sus domicilio y así evitar la circulación del virus. Además, se hizo un control de 24 horas en los accesos a la ciudad y fue de las primeras ciudades de Córdoba en hacer obligatorio el uso del barbijo, con sanciones por incumplimiento.

Como ocurrió en muchos puntos del país, en un principio las medidas eran muy respetadas, pero al pasar el tiempo hubo una relajación por parte de la población. «Hay un hartazgo generalizado, lógicamente producto del encierro. Hay un reclamo permanente sobre aquellas actividades que aún no pudieron empezar a funcionar», aseguró a Noticias d.

Y agregó: «Si bien la gran parte de las actividades están flexibilizadas, todavía hay una minoría que no puede volver a trabajar. Todo esto generó una gran crisis económica. Entendemos la crisis generalizada de algunos sectores y tratamos de ayudarlos y de mantener un equilibrio. Lo más difícil es el hecho de conformar a todos. Es la tarea más difícil de un intendente«.

La tasa municipal que pagan los comercios representa el mayor ingreso del municipio. La caída en la recaudación fue del 40% por el cierre de actividades y se otorgaron beneficios tributarios para poder sostenerlas. A esto, se agrega que la tasa está sujeta a la venta bruta de cada comercio. «Hoy, estamos a los niveles de enero, febrero y marzo, que son los meses donde todavía no estaba la cuarentena. Volvimos a esos niveles, pero a los valores nominales de esos meses. Es decir, en contraposición con la inflación, se nota que hay una baja importante. Aun así, por lo menos nos permite subsistir, hacer frente a los compromisos más urgentes y ayudar a alguna familias que lo están necesitando», analizó el jefe comunal.

Por otro lado, desde el municipio, se brindó apoyo escolar a muchos chicos que no contaban con conectividad. Se les envió fotocopias y todo tipo de material que necesitaban para las clases. Además, solicitaron al Ministerio de Educación acceso a un sistema de seguimiento de la trayectoria escolar de cada alumno, para evitar que nadie se quede fuera del sistema.

«Elaboramos una serie de puntos de conectividad en la ciudad, donde vamos a brindar dispositivos con la intervención de los chicos. El tema es que por el momento no podemos ponerlo en marcha porque no lo permiten los protocolos, ya que tendríamos que juntar a los alumnos en un salón comunitario. Esos puntos están pensados para esos chicos que, más allá de esta circunstancia puntual, puedan contar con estos dispositivos conectados a internet y puedan aprender el uso de la tecnología», explicó.

Para el verano, Ferrer hizo una promesa a los adolescentes del último año del secundario, quienes no pudieron disfrutar del tan esperado último año: «Tengo pensado organizar para ellos algún tipo de festejo o recital, cuando esté permitido».

En la política desde chico

Ferrer nació en 1982, con la democracia a la vuelta de la esquina. Comenzó a militar a los 15 años, en la juventud radical, de la cual fue presidente a los 20. De ahí pasó a trabajar en el Concejo Deliberante, para después asumir como Secretario de Gobierno y luego como Secretario de Obras Públicas. En ambos casos, en los mandatos del también radical Alberto Martino.

Su trabajo lo llevó a ser el sucesor de Martino. Con apenas 37 años, se convirtió en el intendente más joven de la historia de Río Tercero. En octubre último, como buen radical, recordó a Raúl Alfonsin al cumplirse 37 años desde la vuelta de la democracia: «Hoy, más que nunca con sus banderas bien altas, y con las convicciones bien firmes».

«Al ser joven me costó mucho. Hubo mucho sacrificio, dado que es una ciudad un poco conservadora y eso hace que a los jóvenes todavía no se nos brinde la posibilidad tan fácil de conducir estos espacios. Me costó convencer a la gente, fue una elección con candidatos muy fuertes, pero finalmente pudimos imponernos, ganar dicha elección y construir un proceso político distinto porque pertenezco a una generación nueva de dirigentes, con una mirada seguramente distinta en algunos aspectos, pero particularmente sin odio, sin divisiones sin sentido», aclaró.

Si bien Ferrer tiene un fuerte anclaje en el radicalismo, se propone como un político «dialoguista». «Creo que la Argentina que viene se construye entre todos. No me parece que tengamos margen para seguir en esta disputa sin sentido de dos facciones que, en definitiva, terminan siendo funcionales entre sí y poco funcionales a la ciudadanía», advirtió. Padre de dos hijos, destacó que vive desde que nació en Río Tercero, por lo cual tiene «como satisfacción personal en la carrera política ser elegido en mi ciudad, lo que implica un gran desafío porque es gente que te conoce de toda la vida la que te elije».

Como a todos, la pandemia lo tomó por sorpresa: «Nos tocó hacerle frente a un desafío complejo y distinto. Uno generalmente suele prepararse para tener reclamos por servicios, obras y desafíos que presenta una gestión municipal. Nos tocó la pandemia que nos corrió el eje a todos los gobiernos municipales»

Y completó: «Estamos intentando mantener la calma, trabajando, ocupando energías en eso y tratando de mantenernos sanos y cuidarnos para brindar lo que uno tiene, que es energía y todo lo que podamos aportar como persona para ayudar a los vecinos. Se trata de un trabajo en equipo; uno no llega solo a ningún lado«.

Por último, reconoció cuál es su columna vertebral en la vida. «Mi cable a tierra lo tengo, en parte, prohibido. Juego al fútbol con amigos y además tengo dos hijos, Agustín y Alfonsina, que junto a mi mujer son mi gran cable a tierra. Son quienes soportan todos mis malos humores y se bancan todas», concluyó.