Los alfeñiques, los dulces tucumanos tradicionales de aspecto delicado y sabor exquisito, tienen una historia fascinante que se remonta a tiempos antiguos. Estos caramelos en realidad de origen mexicano, elaborados con una mezcla de azúcar, agua y esencias aromáticas, han deleitado los paladares y cautivado los corazones durante siglos.

Se cree que la palabra «alfeñique» proviene del árabe «al-fanid», que significa «azúcar», lo que sugiere un origen árabe en la introducción de esta delicia a la península ibérica durante la época medieval. Sin embargo, fue en México donde los alfeñiques encontraron su hogar y florecieron como una expresión única de la cultura y la creatividad mexicanas.

La historia de los alfeñiques está intrínsecamente ligada a la celebración del Día de los Muertos, una festividad que honra a los seres queridos fallecidos. Durante esta época, los alfeñiques adquieren formas variadas y coloridas, representando cráneos, esqueletos, flores y otros motivos relacionados con la muerte y la vida después de esta.

La elaboración de los alfeñiques es todo un arte, transmitido de generación en generación. Los maestros alfeñiqueros, expertos en la manipulación del azúcar, trabajan con habilidad y paciencia para dar forma a estas golosinas. Utilizando moldes tradicionales y herramientas rudimentarias, transforman el azúcar en verdaderas obras de arte comestibles.

A lo largo de los años, los alfeñiques han evolucionado, adaptándose a los gustos y preferencias cambiantes, pero manteniendo siempre su encanto y su conexión con las tradiciones culturales mexicanas. Hoy en día, estos dulces son apreciados no solo durante el Día de los Muertos, sino también en otras festividades y ocasiones especiales.

Los alfeñiques son mucho más que simples dulces que también son una tradición Tucumán; son símbolos de identidad, creatividad y arraigo cultural. A través de su historia, nos cuentan la historia de un pueblo, sus creencias y sus tradiciones. Cada bocado de estos dulces nos transporta a un mundo de color, sabor y tradición, recordándonos la importancia de preservar y valorar nuestras raíces.