Finca La Resurrección, un paseo inevitable para los visitantes de Lobos

Situada entre Navarro y Lobos, la Finca La Resurrección ofrece un escenario cálido y ameno donde pasar una jornada distendida con la posibilidad de cosechar y disfrutar del sabor de una amplia variedad de frutos frescos que otorgan felicidad al paladar.

La historia cuenta que estás 25 hectáreas de campo fueron adquiridas por la familia Lunazzi en 1974 y que originariamente decidieron producir quesos y dulce de leche. Sin embargo, cuando Gabriel, hijo del matrimonio, se recibió de Ingeniero Agrónomo especializado en fruticultura, las frutas comenzaron a ser las estrellas del lugar.

Primero fueron los duraznos, luego los arándanos, las ciruelas, las moras, las cerezas y también las siempre sabrosas nueces pecan. “Todo llevó su tiempo”, le dice a Noticias d Gabriel Lunazzi, quien nos atendió con mucha hospitalidad. La misma que se siente al llegar al lugar donde predominan la naturaleza y el silencio.

“Tenemos aproximadamente una hectárea y media de parque para que la gente pueda disfrutar de la jornada”, nos cuenta Gabriel. Y cuando usa la palabra disfrutar, hace honor a la verdad. Porque en La Finca La Resurrección además de tener la posibilidad de realizar una visita guiada, es posible también acceder a una merienda campestre donde los sabores y la calma se funden en una experiencia única.

Sin embargo, si hay algo que caracteriza a esta finca es la posibilidad que brinda de ser uno quien cosecha los frutos para poder llevárselos a su casa, en una experiencia que combina contacto con la naturaleza, aprendizaje y algo por demás significativo, pagar menos por algo sabroso y sin contacto con agroquímicos.

Al respecto, Gabriel le dijo a Noticias d: “Más o menos hace unos cinco años empezamos a dar una vuelta de tuerca y comenzamos a replicar lo que se hace, por ejemplo, en Estados Unidos: ‘Cosecha tú mismo’. Se invita a la gente y se le hace una visita guiada, se explica cómo es el sistema de producción, luego se le da una cesta cosechera y un período de tiempo para cosechar, luego pesan su fruta y pagan a un menor valor”.

Año tras año el afluente de gente fue creciendo. La atención, la comodidad y la paz del lugar hicieron que toda visita a Lobos vuelva inevitable el paso por la finca. Un espacio que se fue preparando para recibir a los turistas con más y mejores comodidades, para que cada jornada sea un recuerdo imborrable.

En línea con esto, Gabriel añadió “La recepción de los turistas es muy buena. Por ejemplo, en Instagram tenemos muy buena valoración. La gente viene y también entiende porque ciertos productos son más caros que otros, por la forma de la cosecha. Por ejemplo, el durazno, que se lo cuida todo el año para que en una semana entregue su fruta”.

Pero hay otro aspecto que destaca a Finca La Resurrección y tiene que ver con la posibilidad que ofrece a estudiantes de carreras afines a la fruticultura de aprender sobre el cultivo y sus características, la relación de las plantas con el clima. En este sentido, las palabras de Gabriel se vuelven relevantes: “Es una forma de devolverle a la Universidad lo que a uno le dio. Yo fui a la universidad pública y es una forma de retribuir lo recibido”.

A apenas 100 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, Finca La Resurrección brinda la posibilidad de vivir una jornada de pleno contacto con la naturaleza. Donde una amplia variedad de frutos, que pueden ser cosechados por las manos de los visitantes, no hacen más que hacer de la experiencia algo único e irrepetible.