La pandemia le arrebató el trabajo, se convirtió en decoradora de tortas y ahora busca una oportunidad laboral

Marilin Carbonel es vecina de Tigre y gracias a los cursos de formación que brinda el programa municipal “Tigre Instituto Formativo” (TIF) aprendió el oficio de decoración.

Las cosas que creemos simples muchas veces terminan convirtiéndose en una meta difícil de alcanzar. Un espejismo al que vemos nítido de lejos pero inalcanzable cuando creemos estar cerca de él. Marilin Carbonel sabe de espejismos. Las adversidades que ha tenido que sortear, tanto en lo laboral como en lo personal, calaron hondo en su interior. Las cicatrices forman su ADN y lejos de rendirse no se permite bajar los brazos.

Oriunda del humilde barrio Almirante Brown de Tigre, decidió tomar un curso de decoración de tortas, en el programa de formación laboral del Municipio “Tigre Instituto Formativo” (TIF) cuando la pandemia irrumpió de manera repentina. Trabajó como secretaria en una empresa, de personal de limpieza y fue vendedora con atención al público cuando la crisis sanitaria sacudió al mundo entero.

“Fue y es una situación muy difícil no tener un empleo por cómo están las cosas a nivel país. Por suerte mi marido tiene un trabajo estable y con eso nos mantenemos, pero a mí, como le debe pasar a mucha gente, me gustaría aportar y tener mi propia autonomía económica”, manifiesta la mujer de 43 años.

Se levantaba con optimismo y mucha voluntad para, como se dice vulgarmente, “patear la calle” en busca de empleo; aunque el éxito una y otra vez le fue esquivo. La frustración se transformó en una compañía vacía y fría. Fue en ese momento donde decidió hacer algo. Tomó cartas en el asunto y se introdujo en el mundo de la decoración de tortas. El TIF la ayudó a perfeccionarse y ahora sueña con tener su propio emprendimiento.

Al respecto, describió: “Necesitaba buscar algo que me mantenga activa y vi publicaciones en las redes sociales sobre los cursos y me dije a mi misma ‘vamos a probar’. Hice dos talleres; uno de porcelana fría y el otro de decoración de tortas. Este último descubrí que me encanta, lo hago con amor y, aunque es complejo darse a conocer, de a poco siento que me está abriendo una puerta. Recientemente me llamó una amiga y me encargó, ahí tuve la posibilidad de ganarme unos pesos”.

Y sostuvo: “Por ahora me dedico a hacer tortas para sobrinos y diferentes familiares más allegados, como para practicar y también creo que es una buena manera de generar el efecto boca a boca. Confío en que voy a poder dedicarme a esto”.

“Tigre Instituto Formativo”

“Tigre Instituto Formativo” es una iniciativa para personas de 18 a 65 años. El propósito es otorgar herramientas y conocimientos para generar nuevas posibilidades laborales. Allí, se ofrecen cursos de diferentes rubros y/o oficios: administrativo/a, artesanías, audiovisual, comunicación, construcción, estética, gastronomía, informática, textil y mucho más. Para conocer la oferta completa, deben ingresar a la página de Facebook de Capacitación Laboral Tigre donde se publican oportunamente o enviar un correo a [email protected] .

Marilin utiliza como cable a tierra el arte: pinta latas y macetitas, hace manualidades y teje. Allí es donde – según ella – se desconecta de los problemas cotidianos y se sumerge por algunas horas en el placer de la calma y la creatividad. Y si de dificultades hablamos, se encuentra transitando, junto a su pareja Cristian, una que verdaderamente lleva a cuesta hace algunos años.

Rendirse a ser madre, jamás

Conoció a Cristian en el 2008. Ambos se eligieron para formar una familia y los hijos o hijas son generalmente el corolario perfecto para ese deseo. Lo cierto es que tanto ella como él nunca se imaginaron que esa aspiración natural les iba a ser tan compleja.

“Estuvimos en la búsqueda por dos años pero no pasaba nada. Con el correr del tiempo, decidimos hacernos estudios para ver por qué no se daba. Hicimos tratamientos de baja complejidad, lo que se conoce como inseminaciones, y tras varios intentos no sucedía. Pasamos a los estudios de alta complejidad, donde nos sometimos a lo que son las inyecciones de espermas directo a los óvulos y tampoco. A él los análisis le habían dado bien, por lo tanto me realicé una prueba de hormonas antimulleriana (medición de óvulos) y ahí salió que tenía muy baja la reserva ovárica”, narró la vecina de Tigre.

Y prosiguió: “En 2019 me hice otro estudio pero salió el mismo resultado, por lo cual los médicos me determinaron que necesitaba un nuevo tratamiento, pero esta vez de ovodonación”. Su situación la llevó a decaer en un estado depresivo al que le costó salir, siempre con la compañía de su pareja. Amante de los niños y con ese anhelo pendiente, optó por comenzar a dar catequesis en la parroquia del barrio y, mediante la palabra de la iglesia, poder – según confesó – “ser mamá por una hora de mi vida”.

Nunca voy a bajar los brazos, seguiré intentándolo. Mi paso por este mundo no fue fácil pero aprendí a soportar los golpes. Voy a continuar buscando el sueño de concebir o adoptar cuando agote todas las instancias de los tratamientos, agrandar mi familia y, por supuesto, perseguir el objetivo de tener mi emprendimiento propio de decoración de tortas. Sé que algún día todo lo que quiero se va a cumplir”, culminó.

El universo propone adversidades, diferentes entre sí, las cuales el ser humano no comprende. Preguntarse por qué es lo que detiene nuestra marcha, nuestro andar por este mundo. Permitirse ver las cosas desde otra perspectiva – como lo hace Marilin Carbonel – es lo que debemos adoptar para ganarle a la frustración y superar las dificultades que la vida nos presenta.

Contenido provisto por: Alexis Potel