El fenómeno de la pesca no sólo despierta fanatismo, emoción y disfrute, sino también desafíos que muchos pescadores buscan completar en su travesía. Por ejemplo conseguir una determinada especie, un tamaño acorde a algún relato épico posterior entre amigos, y hasta a veces los mismos pescadores son sorprendidos por resultados que ni ellos mismos se imaginaban.

Se relataron historias sobre surubíes de gran tamaño capturados sobre el Paraná, dorados espectaculares dignos de postales fotográficas inigualables, pero ahora el protagonista fue pocas veces mencionado: una raya.

La especie en cuestión consta de 120 kilogramos, puede crecer hasta 5 metros y ostenta un aguijón de 38 centímetros. Fue capturado en el río Paraná a en la localidad de Esquina, a la altura del Ingá. Según los pescadores, debieron luchar durante horas para retirarla del agua y aproximarla a la orilla. Una vez allí, el momento fue propicio para tomar unas fotografías y posteriormente fue nuevamente devuelta a su hábitat natural.

Según pescadores, el comportamiento de la raya de agua dulce tiende a no dejar ser cazada y se entierra en el fondo del río cuando está atrapada.

Repercusión sobre lo ocurrido

Por otro lado, lo ocurrido despierta críticas por parte de particulares y defensores de los recursos ícticos, algunos por considerar que es falaz la versión de que devuelven semejante especie luego de ser fotografiada, y otros, porque consideran que es imposible que luego de tantas horas de lucha del pez, vuelva en las mismas condiciones a su hábitat natural, y más aún con daños provocados por los elementos de pesca con el cual han sido capturados.

Lo que si es necesario remarcar, es que es necesario remarcar y conservar los recursos del que disponemos, ya que la desaparición de muchas especies autóctonas de nuestro río ha desaparecido debido a la mano del hombre, y la explotación furtiva del mismo. Hoy organizaciones proteccionistas de la región buscan hacer extensivo el mensaje del cuidado de nuestro río en todos sus ámbitos.