Aniversario del fallecimiento de Enrique Finochietto

Es considerado uno de los grandes cirujanos de la historia de nuestro país, destacando sus grandes aportes en la medicina que salvarían a tantos compatriotas después de su muerte.

El cirujano Enrique Finochietto nació en Buenos Aires el 13 de marzo de 1881, y años más tarde con sólo 16 años ingresó en la Facultad de Medicina de la UBA. Una vez allí, fue Disector de Anatomía en los primeros años, para luego ser practicante del Hospital de Clínicas, momento en el cual ya se perfilaba como cirujano. En ese lugar Enrique estudió durante dos años con el aclamado Alejandro Posadas. Ya en el año 1904 se recibió de médico, con 23 años de edad.  

Labor personal y humanitaria

Una de las particularidades que enriquecen su investidura no sólo como profesional sino además humanitario, fue el hecho de que durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, Enrique decidió ofrecer sus servicios a Francia para atender a los tantos heridos que dejaba la cruenta lucha armada entre potencias. Llegó a la capital francesa a principios del año 1918 y fue entonces cuando se le confía la jefatura de cirugía del «Hospital Argentino Auxiliar 108», en la que su funcionamiento era costeado por la comunidad argentina en dicha ciudad. Por sus méritos recibió la Medalla de la Guerra, y la Legión de Honor en grado de gran oficial.

Aportes a la medicina

Sus aportes a la medicina permanecerían luego por décadas hasta la actualidad, y la posibilidad mediante sus aportes de salvar innumerables vidas y facilitar la tarea de tantos cirujanos a lo largo de los años. Entre ellos se pueden mencionar el “frontolux”, un sistema que permite iluminar el campo operatorio puntual a la visión del cirujano; el «empuja ligaduras«, para detener las hemorragias; el porta-agujas, en diversas medidas y formatos; la pinza Doble utilidad, usada para hemostasia y como pasahilos; el aspirador quirúrgico para limpiar la sangre del campo operatorio; las «valvas de Finochietto», para separar órganos; la cánula para transfusiones.

Además, la mesa quirúrgica móvil, manejada con pedales e impulsada por motor eléctrico, que permite colocar al paciente en cualquier posición para facilitar la operación; el banco para cirujanos, que permite operar sentado; y el separador intercostal a cremallera para operaciones de tórax, conocido universalmente como «separador Finochietto«.

En el año 1924 desarrolló y aplicó una novedosa técnica quirúrgica que había inventado para las operaciones de estómago, intestino y duodeno, y en 1929 realizó por primera vez en la Argentina un taponamiento cardíaco, que por entonces permitió salvar la vida de un niño herido de bala en el corazón.

El 8 de marzo de 1940 realizó su última operación en la que extrajo un quiste hidatídico a un indio mapuche en lo que se consideró una intervención magistral. Poco tiempo después una enfermedad afectó severamente a su cerebro haciéndolo perder lucidez y quedar semiparalizado para arribar a su muerte, el 17 de febrero de 1948.

Para conmemorar su legado y recuerdo en la medicina el Doctor Alejandro Chikiar, ex director del Hospital Ramos Mejía, dedicó unas palabras a su colega:

“La obra del doctor Enrique Finochietto trasciende las nieves y los crepúsculos, y todos los silencios, cuando la ciencia-arte de la cirugía técnica se manifiesta en el cálido murmullo de los quirófanos, donde la mano de un cirujano maestro actúa en función de un semejante, y la mano de un cirujano joven se va armando de sabiduría, amor y experiencia.”

Contenido provisto por: Javier Díaz Morales