Río Negro: Las trabas que impiden la vuelta a clases

Desde el advenimiento de la democracia hacia estos tiempos, el hecho de consolidar derechos, construirlos y destruirlos tuvo distintos matices, posicionamientos e instrumentos de organización institucional e individual.

En Río Negro en los últimos diez años se garantizó la paritaria como instrumento de diálogo, sosteniendo y reafirmando ese espacio, mientras que los vaivenes nacionales las lesionaron, las anularon o no aplicaron las medidas de la propia realidad.  

Debería primar la voluntad de sostener el diálogo responsable. En definitiva el sistema educativo es una construcción de proceso que  debe sostener al conjunto y no a las individualidades sectoriales y agrupacionales, con las herramientas que el orden institucional proporciona.

Ahora, cuando el derecho empieza a tener una mirada parcial, pasando por alto la mirada colectiva, la comunidad educativa pasa a pensar en la comunidad gremial, la de la organización, la agrupación. Se trata de agrupar, ir de lo colectivo hacia la visión de un grupo.

Dicha comunidad organizacional-gremial, selecciona cuando es comunidad educativa y/o comunidad gremial y en el nuevo convencimiento pretende, que solo es necesaria la mirada del sujeto que enseña, una mirada sesgada de la realidad inmediata, ese que desde la mirada conductista se quiere dejar atrás y se instaura nuevamente.

La priorización de los derechos, resulta afectar por elección, en tiempos en los que los síntomas de la pandemia siguen y donde es necesario fortalecer la construcción del tejido social. No solo se priorizó seleccionar qué derechos se defienden, sino que las estrategias y posicionamientos obtusos de análisis son similares a los aplicados en políticas de antaño.

Esta propuesta inicial se revisó, corrigió y mejoró al momento de conocerse los índices publicados por el  Indec, se acortaron los plazos de revisión. Esto demuestra la voluntad del Gobierno de construir en el ámbito de la paritaria con diálogo, lo que desde un principio se propuso, que es el análisis continuo.

Diálogo y voluntades sectoriales

Se pide diálogo, pero la voluntad de diálogo  está  atravesada y sometida a voluntades sectoriales que mezquinamente priorizan un derecho en detrimento de los/as chicas/as, y dificultan el camino. La lastimosa grieta gremial no resulta, los pliegos eternos sin salida, terminan sometiendo a lo mismo que hicieron los extremos políticos de derecha e izquierda radicalizada en la historia de la política.

Es posible llevar adelante la construcción del tejido social de la época post pandemia, con las escuelas como garante de más tiempos escolares, más fuentes de trabajo para el personal docente, nuevos puestos laborales, atención de la expansión del sistema educativo, si se tiene voluntad política de seguir consolidando políticas de Estado con los chicos en las aulas.

Ante la complicada situación gremial frente a las medidas extremas con demandas que no se solicitan en ningún lugar del país, cabe hacerse una pregunta, ¿Cómo puede ser que el sector mayoritario del gremio docente a nivel nacional, acepte un 33,5% de aumento que aplicado al salario mínimo actualiza el salario en $120.000, y en la misma paritaria se rechaza la propuesta provincial que establece un piso de $130.000?.

Bajo el silencio y una lectura parcial de las actas, brindando información parcial del acuerdo nacional para seguir confundiendo, la misma agrupación acepta menos porcentaje en las provincias mayoritarias y aquí las rechaza. Se ve claramente, una total falta de diálogo, muchos adhieren y/o son candidatos de los partidos de la oposición.

Son el brazo ejecutor de la dirigente o el dirigente que necesita llegar a un porcentaje de puntos en las elecciones provinciales y se juegan todo para desgastar la imagen de Gobierno. En esta construcción que ya no es más colectiva, se olvidan que en esta crisis hay familias que esperan que abra el comedor de la escuela, con la posibilidad de una taza de leche caliente para su hijo o su hija.

Estos enfrentamientos internos gremiales no hacen más que someter a los más de 200.000 estudiantes y su organización familiar a la incertidumbre de ir no ir a la escuela, comunicando las medidas entre gallos y medianoche, fuera de los plazos legales que exige la Ley de asociaciones sindicales, violando claramente este contrato social con la comunidad educativa a la vez que se interpreta de manera antojadiza su propia herramienta estatutaria para dirimir y forzar medidas de fuerza.

El salario de un docente

Un docente de grado con 100% de antigüedad, (es el promedio de antigüedad la totalidad) inicia el año con un salario de $167.826 y si tiene ubicación llega a $183.482.  Este mismo docente con el aumento ofertado llegará a $320.643 con un solo cargo pudiendo acceder a un segundo.

El maestro de jornada completa con la misma antigüedad llegará con esta propuesta salarial un salario de $540.863, idéntica situación la de un auxiliar docente que  en zonas del 40 y 80 % de ubicación cobrará $ 592.930.

De igual modo, un supervisor/a tendrá un salario de $695.786 y $734.885 en la Zona Andina y Región Sur. 

¿Un paro justifica todo?

No es una intromisión a la organización interna, sino un análisis objetivo de la realidad, el mismo análisis que hacen las familias.  Ese análisis agrupacional, selectivo y violatorio, lesiona derechos.

No todo vale, los instrumentos de la democracia  en cualquier orden institucional deben cumplirse para sostener la pluralidad sin caer en el caos, la anarquía y la ilegalidad de sus actos.