Antes Río Gallegos, ahora Maestro Fuentealba: en la calle, la memoria sigue andando

En honor a Carlos Fuentealba, docente neuquino asesinado por la policía en una protesta, se modificó el nombre de una de las arterias del barrio San Fernando, en Granadero Baigorria.

Antes Río Gallegos, ahora Maestro Fuentealba. La calle, que ahora lleva dicho nombre con el objetivo de hacer memoria, se encuentra en el barrio San Fernando, de Granadero Baigorria, en una de las arterias que rodean a la Escuela Vera Peñaloza N°6418. Allí se llevó adelante la modificación y distintas personalidades presentes brindaron declaraciones.

Uno de los que tomó el micrófono fue el concejal por el Frente de Todos, Mauro Ferrero Datri, quien impulsó desde su banca el proyecto redactado e ingresado por el gremio de AMSAFE, delegación Rosario. El pedido se había realizado el año pasado, siendo aprobado el 11 de septiembre.

Finalmente, el cambio se hizo esta semana en cercanías al aniversario del asesinato de Carlos Fuentealba mientras participaba de una protesta por mejoras en las condiciones laborales un 4 de abril de 2007. Datri comentó: “Honramos la memoria de Carlos Fuentealba, un trabajador de la educación que fue cruelmente asesinado por la policía mientras defendía pacíficamente sus derechos y los de sus compañeras y compañeros”.

Y agregó: “En el nombre del Maestro Fuentealba reconocemos también la larga tradición de lucha de los docentes, que siempre ha sido un faro que marca el camino al conjunto de trabajadores y trabajadoras de la Argentina en la lucha cotidiana por la conquista de derechos».

El acontecimiento inspiró celebraciones, sentidos homenajes y hasta una canción titulada Una calle, que escribió y compuso el cantautor Carlos Medrano. En la descripción del video escribió: “Motivado por este hecho trascendente me nació esta canción, dedicada a Fuentealba”.

En sus estrofas, en memoria de Carlos Fuentealba, esto dice la canción:

Una calle nos hace ver pasos y huellas de un docente y su dignidad que nos guía como una estrella. Una calle nombrando al fin guarda memoria de quien fuera un trabajador.

La historia que hay que recordar

Hace ya catorce años, el 4 de abril de 2007, la docencia de Neuquén estaba protagonizando un largo conflicto. Los reclamos eran los de siempre: salarios, condiciones de trabajo y mejora en los edificios escolares. El gobernador era Jorge Sobisch, dirigente del “ala dura” del Movimiento Popular Neuquino que había lanzado su candidatura presidencial para las elecciones nacionales que se harían en la segunda mitad del año.

Ante la negativa de las autoridades de siquiera abrir una mesa de negociación, la asamblea del gremio docente, ATEN, resolvió un corte en la Ruta 22 cerca de la localidad de Arroyito. Decenas y decenas de maestros y profesores fueron llegando en autos, en combis, en colectivos. Empezaron a ubicarse sobre la ruta pero rápidamente se vieron intimidados por un inmenso despliegue policial. Con cascos, con chalecos, con escudos, con armas, con cargos hidrantes cientos de policías empezaron a avanzar.

Los huelguistas se replegaron, se subían a los vehículos o caminaban por un costado de la ruta hacia una estación de servicio cercana. Carlos Fuentealba ayudaba a los más rezagados. Con la policía disparando a sus espaldas fue el último en subirse al último auto, un Fiat 147. A escasos metros del auto, el cabo Darío Poblete disparó su arma. El proyectil atravesó la luneta del vehículo y penetró en el cuello del docente hiriéndolo mortalmente.

Carlos era un joven docente de la ciudad de Neuquén. Tenía 40 años y dos hijas, de 10 y de 14. De origen humilde, había estudiado el profesorado de química mientras realizaba distintos trabajos, entre ellos en el sindicato de la construcción. Daba clases en el Centro Provincial de Enseñanza Media (CPEM) Nº 69 del barrio Cuenca XV, uno de los más pobres del oeste de la ciudad. Muy querido por sus estudiantes, el año anterior había sido honrado con la distinción de “Rey del colegio” como mejor profesor.

Era un militante político que luchaba contra las injusticias y apostaba a la transformación social. Entendía que las escuelas eran un lugar fundamental en esa apuesta. Delegado gremial, no estuvo de acuerdo con la decisión del corte de ruta pero nunca dudó en sumarse a lo resuelto por la mayoría y en hacerlo con el compromiso de siempre.

El asesinato de Carlos generó una tremenda conmoción y acciones en todo el país. A catorce años del trágico suceso, la memoria y la lucha siguen andando.

Contenido provisto por: Sofía Fernández