Estar presentes para prevenir y acompañar: pensando la ESI en el cordón industrial

En Santa Fe aún no se constituyó una Ley Provincial de Educación Sexual Integral. Sin embargo, desde su sanción a nivel nacional, ciertos sectores militan y reflexionan sobre esta herramienta necesaria para crear sociedades más justas.

El sur santafesino se vio profundamente movilizado en las últimas semanas. Dos fueron los motivos: luego de un largo juicio, la condena al bermudence Enrique Pochón por haber abusado de Bianca, su hija, y la denuncia que cuatro hermanas realizaron tras contar que habían sufrido violaciones por tres empleados comunales de Puerto Gaboto. Un susurro que ya no es tan bajo se hace presente y fortalece: no se callan más.

Bianca tenía apenas ocho años cuando comenzó a ser abusada por su padre, Enrique Pochón, en la ciudad de Capitán Bermúdez. Los hechos se repitieron sistemáticamente hasta sus 21 años cuando quedó embarazada producto de esas violaciones. Al testificar en el juicio que comenzó el 30 de marzo en los Tribunales de la ciudad de San Lorenzo, la joven pidió que su caso sirva para visibilizar otras situaciones de violencia y animar a otras a luchar por justicia. Al salir de la lectura del fallo por el cual Pochón pasará sus próximos 20 años en prisión, la madre de Bianca dijo: “Escuchen a sus hijas”.

Las palabras, si bien no llegaron inmediatamente a Puerto Gaboto, parecen haber sido escuchadas por las cuatro hermanas de siete, catorce, quince y veintiún años que, a días de la culminación del caso anterior, denunciaron a dos allegados de la familia por violaciones. La madre de las cuatro hermanas las escuchó y acudió al abogado Sebastián Darrichón el pasado 9 de abril. Él le contó lo que había pasado con Enrique Pochón, alentándola a seguir. “La primera vez que fui a la casa porque la mamá me llamó buscando ayuda, les conté del caso de Bianca y le di todas las seguridades que ellas necesitaban para poder tomar la decisión de denunciar”, le confió el abogado a la periodista que siguió el caso, Flavia Campeís.

Los abusadores, tíos de las hermanas, fueron imputados por los delitos y en prisión preventiva (junto a otra persona que también se lo acusa de participar de los hechos, un miembro de la Policía de Investigación de Rosario). Tras lo sucedido, al momento del cierre de esta nota, se conoce una quinta denuncia por parte de una joven de la misma localidad.

Una herramienta fundamental

Mientras resuenan los hechos de las últimas semanas, varias palabras, ideas, reflexiones rondan en las mesas de debate, en las escuelas, en los consultorios, y, sobre todo, en las calles: ¿Cómo hacemos para prevenir que los derechos de las infancias y juventudes sean vulnerados? ¿Qué hacemos con las y los niños y los y las jóvenes que se animan a poner en palabras lo que les sucedió? Para comenzar (y recomenzar) a pensar sobre el asunto, uno de los puntos que sin dudas debemos tomar es la Educación Sexual Integral.

Hablemos de ESI (Educación Sexual Integral) | La Juventud Opina

Si bien en Santa Fe aún no se constituyó una Ley Provincial de ESI, se realizan, desde que se sancionó en 2006 a nivel nacional, diversas tareas y construcciones para hacerla presente. Considerada como una herramienta fundamental a la hora de prevenir y acompañar a los y las sujetos de derechos, desde la constitución y puesta en valor de estos mismos, la ESI es una bandera que se levanta desde hace 15 años por quienes la consideran una herramienta fundamental para la construcción de sociedades más justas e igualitarias, libres de violencias.

Mariana Rossi y Joana Monzón, docente la primera y licenciada en Psicopedagogía la segunda, son ambas defensoras de la Educación Sexual Integral en sus espacios y colaboraron en esta reflexión.

Para comenzar, Joana señala un antecedente de la Ley de ESI en Argentina: “Me parece importante destacar que la Ley Nacional 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes nos invitó a escuchar lo que ellos y ellas tienen para expresar sobre los temas que los afectan. Fue previo a la sanción de la Ley 20.206 y lo considero un antecedente ya que nos invita a reconocerlxs legítimamente como ciudadanxs y personas en desarrollo que tienen la capacidad de expresar sus intereses y necesidades”.

“De esta manera -continúa- se empieza a construir un piso desde el cual ampliar el acceso a los derechos de niñxs y adolescentes”. Dicha ley, basada en la Convención de los Derechos del Niñx aprobada en el año 1989, resalta que: “Se dará al niño oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial o administrativo que le afecte”.

Una palabra resuena y es “escuchar”

Lo dijo la mamá de Bianca, lo hizo la mamá de las niñas y jóvenes de Gaboto, lo hace también gran parte de la sociedad que no quiere hacer oídos sordos a una problemática que nos duele, lo hacen en las escuelas, en los consultorios: nos lo enseñó la ESI.

Con una larga trayectoria en las aulas, Rossi sostiene que la respuesta por parte de los y las estudiantes es automática: “Implementando la ESI como corresponde, el alumnado se da cuenta enseguida y aparejado a esto vienen los pedidos de acompañamiento, o testimonios del estilo «cuando era chica me pasó tal cosa» o «hay un señor que me dice cosas que me molestan«, etcétera. La ESI construye la ética docente, promueve que el y la estudiante se sienta escuchado, acompañado y resguardado”.

La escucha activa viene también de la mano de la atención que debe darse a lo que expresan las infancias y las juventudes. Sobre esto, Monzón comenta: “En las infancias no siempre se comunica verbalmente lo que sucede por no contar con los recursos simbólicos para hacerlo. No obstante, el padecimiento, producido por una situación de violencia, puede manifestarse de otras formas: mediante el juego, el dibujo u otras producciones artísticas, los modos de ser y estar (baja autoestima, autolesiones, retraimiento social), las maneras de relacionarse con otrxs, alteraciones en el sueño, y en lo que como psicopedagoga me concierne: en las dificultades de aprendizajes, entre otros posibles”.

Y agrega: “A la vez puede observarse también en aspectos físicos, tales como lesiones, infecciones, trastornos de la alimentación. Es por eso que se precisa no solo de la escucha sino también de la mirada atenta de lxs adultxs que lxs rodean en los diferentes ámbitos: hogar, escuela, barrio, club u otros espacios por donde circulan. Existe una gran diversidad de maneras en que lxs chicxs pueden expresarse y denunciar la vulneración que están padeciendo”.

“Si por ejemplo observamos que un niñx tiende a comportarse de forma violenta con otrxs, o que un estudiante comienza a tener una repentina y significativa dificultad en su desempeño escolar; nos da la pauta de que algo puede estar sucediendo. Lo anterior serían indicadores que manifiestan que algo no anda bien. Sin embargo, puede suceder que transcurra un tiempo (quizás prolongado) hasta que la persona en cuestión revele de forma explícita su dolencia, ya que la situación de abuso se constituye en un hecho traumático que debe ser procesado psíquicamente. Debemos comprender que los tiempos son subjetivos y que cada quien habla cuando puede”.

Por eso, sostiene: “Es importante que en el momento de la develación, se le ofrezca a la víctima un espacio de confianza y escucha atenta, posibilitando el relato de forma espontánea, sin demasiadas preguntas, sin culpabilizar ni juzgar, ni mucho menos negar lo que cuentan”.

Ese espacio de confianza y apoyo, dice Rossi que se viene propiciando alrededor de un símbolo como el que es el pañuelo verde: “Es un símbolo para los y las jóvenes que advierten que ahí hay un docente dispuesto a ayudar, es un colchón sobre el que ellxs saben que pueden apoyarse”.

Sobre esto, Monzón concluye: “Se considera fundamental acompañar y promover el empoderamiento de todxs lxs niñxs y adolescentes desde temprana edad, haciéndolxs conocedores de sus derechos para que exijan la garantía de los mismos. De este modo estaremos llegando a tiempo, previniendo situaciones de vulneración, o bien detectando casos de violencia. La ESI es una gran herramienta para eso”.

Se hace camino al andar

Como fue mencionado anteriormente, desde la sanción de la ley a nivel nacional en 2006, docentes de la provincia de Santa Fe llevan adelante la implementación de la Educación Sexual Integral motorizados por el ímpetu de promover derechos. Pero más allá de ese motor individual y colectivo, Rossi sostiene: “Si bien en las escuelas de la región surgieron experiencias importantisimas desde la práctica de la ESI, aún falta. Quienes desarrollan sus tareas desde la perspectiva de género lo hacen siempre. Pero no es la mayoría”.

Agrega: “Hay también sectores reaccionarios que no quieren implementarla. Me pasó en una escuela. Colgué un afiche en el que me dirigía a la comunidad usando el «todes» y una docente me lo tachó. Es un ejemplo de la resistencia que algunos sectores le presentan a este derecho”.

Rossi asegura que no se cuenta con las herramientas necesarias para llevarla adelante de una forma más integral y total y, al igual que Joana, Mariana afirma que la ESI ayuda a construir libertades, escuchando, acompañando, informando y por eso seguirán bregando desde sus espacios para la plena implementación.

Contenido provisto por: Sofía Fernández