Historias «d», Christian Sancho: “Alguien de Rosario lo primero que pisa es su barrio, uno extraña sus costumbres”

En diálogo con Noticias D, el actor contó cómo fue su infancia y adolescencia en la ciudad santafesina a la que intenta regresar al menos una vez por mes.

Christian Sancho hace más de media vida que se fue de sus pagos para vivir en Buenos Aires, pero como reza el tema de Fito Páez, “Rosario siempre estuvo cerca”. Para el actor, su ciudad no es el Monumento a la Bandera ni el boulevard Oroño, o mejor dicho, es mucho más que eso: “Es el barrio”.

Se fue de la ciudad santafesina a los 19 para estudiar periodismo deportivo. “Llegué a Buenos Aires y me anoté en el Instituto de Ciencias de la Información. Paraba en una pensión de estudiantes en Pueyrredón y Mansilla. En ese momento, allá quedaron mi papá Juan, mi mamá Susana y mi hermano Juan Pablo (quien luego se fue a Londres). Además de muchos amigos y gente que hoy sigo viendo cada vez que voy”, comentó.

Aunque lo separan tres horas de viaje, las ocupaciones a veces hacen que no sea tan fácil ir, pero el actor de Sex, viví tu experiencia intenta estar allí al menos una vez por mes. Y más después de la pandemia, que lo alejó durante mucho tiempo de sus padres. “Estuve casi dos años sin ir porque tenía a mi papá atravesando un tratamiento médico y no lo podía ver como antes en el día a día. Estoy agradecido y tratamos todos de hacer las cosas lo mejor posible para cuidarlo”, confesó.

En esas visitas, no se fotografía a la rivera del Paraná, ni pasa por el Monumento a la Bandera. A diferencia de cualquier turista, Christian intenta recorrer los que en algún momento fueron sus lugares, y que lo siguen siendo a pesar de no estar en lo cotidiano. “Alguien de Rosario lo primero que pisa es su barrio, uno extraña sus costumbres, uno trata de volver al barrio. Me crié en Echesortu, mis viejos se fueron después a Fisherton. Eso es lo que más extraña uno cuando se va y trata de volver a sentir esos olores, esencias que tuvo cuando chico”.

El barrio y el rugby

Entre esos aromas está el del pasto de los parques. Cuando tenía entre 10 y 11 años, uno de sus paseos de los fines de semana preferidos era ir a las grandes plazas que tiene Rosario a practicar deporte. “Jugaba mucho al rugby y entre los 12 y los 15 más o menos jugué en Atlético Rosario. La posibilidad siempre de hacer deporte al aire libre era algo que me encantaba”.

Entre los lugares que lo marcaron, enumeró: “El parque Alem, Alberdi y mi barrio. Hice la escuela ahí y mi infancia toda la viví allí, cada vez que voy trato de ver a mis amigos de la primaria que me quedaron para toda la vida. Hace casi 30 años que estoy afuera de Rosario, 27 exactamente. Cuando encuentro la posibilidad de volver, siempre ansío ir al barrio y a los lugares que me dieron felicidad. El recuerdo de mis amigos, el colegio, lo que me dio Rosario, que fue un lugar muy lindo de aprendizaje y travesía de la vida”.

“Allá la vida era otra, otros tiempos, sin tanta vorágine como ahora y se agradecía esa tranquilidad, hoy es como Buenos Aires y uno lo disfruta igual cuando va porque es nuevo y se adapta”, recordó la tranquilidad.

Rosario, el fútbol y la melancolía

Para él, como para la mayoría de los lugareños, el deporte ocupa un lugar muy importante en el día a día. Fanático del Club Atlético Newell’s Old Boys, reflexionó sobre su pasión: “Con los años fui entendiendo que el fútbol es esa melancolía de lo que ya no está o se quedó en el recuerdo, como era mi abuelo o gente que tuve la posibilidad de disfrutar en momentos de chico en la cancha, o esa posibilidad de encontrarse en un abrazo en el sentimiento con un familiar o un amigo”.

“Eso es parte de la idiosincrasia del fútbol, esa melancolía y el ADN de lo que llevamos. Es ese recuerdo, esa nostalgia, esa memoria emotiva que nos queda cada vez que empieza un partido, se celebra un gol o campeonato. Uno se acuerda de gente que ya no está o de la que le dejó mucho en su infancia o adolescencia”, siguió.

“¿Cómo es Rosario para quien no conoce? Mi ciudad es una ciudad llena de cultura, de arte, de deporte y de vida. Ojalá con los años siga trascendiendo esa vida que tuvimos y tenemos los rosarinos cada vez que vamos”, concluyó Sancho.